• La ex presidenta asegura que de momento no tiene "ningún proyecto político" y mucho menos piensa en candidaturas a cargos electivos.
  • Ahora, dice, esta más cerca de su hija y sus dos nietos, aunque también pasará "algunas temporadas" en Río, donde su madre tiene un piso.
  • Vuelve a calificar el proceso político al que fue sometida como un "golpe parlamentario".
A seis días de haber sido destituida por el Senado, la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff (en la imagen), abandonó este martes el Palacio de la Alvorada, en Brasilia, la residencia oficial de la Presidencia que aún tenía derecho a ocupar y donde moraba desde hace cinco años. La expresidenta fue destituida de sus funciones por el Senado, que la acusa de haber manipulado cuentas públicas. Al momento de salir del lugar, decenas de partidarios la aclamaron coreando consignas como "Despedirse jamás, volveremos" y "No al golpe", recogen agencias. Rousseff se dirigió hasta el aeropuerto de Brasilia, desde donde un avión de la Fuerza Aérea Brasileña la trasladó hacia Porto Alegre, la ciudad en el sur de Brasil que marcó sus inicios en la política y en la que tiene una casa. En Porto Alegre, Rousseff fue recibida por numerosos simpatizantes, que se dieron cita en el aeropuerto Salgado Filho en un acto que bautizaron como 'Un Cariñazo para Dilma'. Desde allí la acompañaron en una improvisada caravana hasta la avenida Copacabana del barrio Tristeza, donde Rousseff tiene su residencia particular desde hace décadas. Ella misma reveló que ahora espera estar más cerca de su hija y sus dos nietos, aunque también pasará "algunas temporadas" en Río de Janeiro, donde su madre tiene un apartamento. En una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, Rousseff aseguró que, al menos por el momento, no tiene "ningún proyecto político" y mucho menos piensa en candidaturas a cargos electivos. Rousseff rechazó el juicio político al que fue sometida y acusó al actual presidente Michel Temer, su exaliado político, de "usurpar" el cargo. Asimismo, la exmandataria calificó el proceso al que fue sometida como un "golpe parlamentario". Andrés Velázquez andres@hispanidad.com