En Brasil, asistimos a un cachondeo judicial, con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado y encarcelado por corrupción y blanqueo de capitales: un juez ha ordenado liberarle, pero otros tres se han negado a excarcelarle. Y a todo esto se une el hecho de que el Partido de los Trabajadores (PT) insiste en su candidatura para las elecciones del próximo octubre.

El juez de apelación Rogerio Favreto, del Tribunal Regional Federal-4 (una corte de segunda instancia), ordenó su puesta en libertad urgente. Pero el juez Sérgio Moro, que condenó a Lula y es titular de la Justicia Federal en Curitiba, la ciudad donde Lula está preso, cuestionó la competencia de Favreto.

El expresidente de Brasil cumple una condena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y blanqueo de capitales

Y como no hay dos sin tres, el juez João Pedro Gebran Neto, responsable del ‘caso Lula’ en segunda instancia, bloqueó la orden de excarcelar al expresidente. Sin embargo, Favreto tensó aún más la cuerda y volvió a decretar la liberación de Lula. Todo este lío provocó la intervención del juez Carlos Eduardo Thompson Flores, presidente del tribunal, que decidió mantener a Lula en la cárcel.

Conviene recordar que el expresidente de Brasil cumple una condena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y blanqueo de capitales, pero el Partido de los Trabajadores insiste en su candidatura para las elecciones de octubre, pues sigue primero en todas las encuestas. Y todo esto en un país, donde el actual presidente, Michel Temer, también ha sido investigado por supuestos sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, quien ocupa dicho puesto en sustitución de la destituida Dilma Rousseff