Boeing y Airbus, los dos principales fabricantes de aviones del mundo, aumentan su duopolio mundial en dicho sector, pues ahora se retan también en Brasil. Su principal objetivo es dominar el segmento de los aviones de menos de 150 plazas (los usados en un mercado donde los vuelos regionales son muy importantes), en el cual empresas chinas y rusas podrían entrar en los próximos años.

El gigante estadounidense ha anunciado la compra del 80% de la división de aviones comerciales de la brasileña Embraer, dando lugar a una nueva compañía que se dirigirá desde Brasil, por 3.250 millones de euros. Pero tiene más relevancia porque Embraer ya compite con Airbus, que hace un año adquirió la unidad de aviones privados y de corta distancia (C Series) del fabricante canadiense Bombardier. Además, constituye una prueba más de que los gigantes de la aviación mundial han entrado en el segmento de aviones de media distancia, que hasta ahora había estado controlado por fabricantes independientes: algo que a Boeing le viene muy bien porque el año pasado tuvo menos encargos que Airbus

Pero la operación de Boeing no es sólo relevante para el sector aeronáutico mundial, sino también para la economía en general. ¿La razón? Ha sido aprobada por el Gobierno brasileño, a pesar de que tradicionalmente ha sido bastante nacionalista en cuestiones de política industrial, defendiendo a sus grandes empresas frente a la competencia exterior.