Visita de Ursula Gertrud von der Leyen a España, con un edulcorado Pedro Sánchez presentándole como la gran amiga de España, Miss Marshall, que va a solucionar nuestros problemas con una dádiva de fondos europeos.

Oiga, esos fondos no se entregan a cambio de nada y, además se entregan gradualmente y, encima, la mitad de los 140.000 millones en cinco años no son subvenciones sino créditos.

Y tampoco son mucho. Todo lo que España va a recibir de Europa como subvenciones es menos de la deuda que hemos emitido desde que comenzó la pandemia. Al final, tendremos que concluir que la facilidad de crédito del BCE resulta mucho más importante para salir del agujero pandémico que los famosos fondos.

En cualquier caso, Europa señala el camino a Sánchez: España debe retrasar la edad de jubilación, única manera de mantener el actual sistema público de jubilación en una España envejecida y con una demografía como la que ayer mismo anunciara el INE.  

También debe reducir las cuotas sociales e implantar el despido libre. Vale, no le llamen así: digan un solo contrato indefinido con indemnización pactada de antemano, que es lo que se va imponiendo en Europa.

Además, Europa exige que se prohíba todo tipo de prejubilaciones, pues en España siguen vigentes las prejubilaciones de las grandes empresas y del propio Estado y es más fácil divorciarse que despedir. 

Para entendernos: lo que se oculta a los españoles es que la mutualización de la deuda permite a Bruselas condicionar la entrega de los fondos europeos al cumplimiento de las reformas que exige y que son de signo opuesto al sanchismo y a Podemos.

Al final, como teoría general, en todo Occidente se impone el IVA y el IRPF como los dos grandes ingresos del Estado y la necesaria eliminación de las cuotas sociales que sólo crean paro y/o economía sumergida. Es el famoso “cuotas por IVA” -más bien IVA por cuotas sociales-… para desazón de sanchistas y podemitas, a los que el IVA no agrada porque es un impuestos de derechas. Pues será de derechas pero es el impuesto menos injusto. A fin de cuentas, a la gente no hay que juzgarle por lo que gana sino por lo que gasta. Ganar millones no es una ofensa al menesteroso si se ha ganado honradamente y, además, en un sistema financiero moderno ese dinero se convierte en inversión. Lo que es una ofensa es derrochar cuando otro pasa necesidad. Ahí es donde hay que poner el rejón. Se llama IVA.

En cualquier caso, Bruselas no fuerza a Sánchez porque le preocupen los jubilados españoles o la precariedad en el empleo: le fuerza porque de otra forma será Europa quien pague la cuenta a través de la iniciada sólo iniciada, mutualización de la deuda pública europea. ¿Comprenden?

Mucho me temo que el 'Bienvenida Ms Leyen' nos va a dejar el mismo sabor de boca que el berlanguiano 'Bienvenido Mr Marshall'. Por cierto, la presidenta de la Comisión Europea, ¿tenía que llamarse Úrsula Gertrudis?