Decía ayer Pablo Ferrer que “Carlos Torres huye de Ana Botín” con la compra del Sabadell. Y decía bien. Toda fusión constituye una pésima noticia, sencillamente porque un buen banco no es aquel que tiene mucho capital sino aquel que tiene poca morosidad.

Luchar contra el dinero barato, que es el verdadero problema, con fusiones es como talar el bosque ante el peligro de incendio. En efecto, si no hay nada que quemar el peligro de incendio desaparece. Sólo que el bosque deja de ser bosque para convertirse en un erial. 

Por las mismas, reducir gastos contra la ausencia de margen nos lleva a la conclusión última, y absurda, de que si despedimos a todos los trabajadores y cerramos todas las sucursales, si colocamos los costes a cero, cuadraríamos las cuentas, sólo que el banco desaparecería.

Fusionar bancos para luchar contra la falta de rentabilidad es como talar el bosque para evitar un incendio

Recuerden que lo pequeño es hermoso y lo grande es ingobernable: ¡Viva la Banca Pueyo!

Por partes: con la fusión BBVA-Sabadell, más bien con la compra del segundo por el primero, el presidente de BBVA, Carlos Torres, se rebela contra la idea del megabanco ocultador de miserias, la idea favorita tanto de Luis de Guindos como de Nadia Calviño: Santander-BBVA-Sabadell-Kutxabank y lo que haga falta. Así con la operación Gran Banco, por antonomasia, ‘el banco’, la nula rentabilidad de la banca española (y con todo, la mejor banca doméstica de toda Europa) daríamos una patada hacia adelante, como los malos futbolistas a los que que no se les ocurre ninguna jugada y miran constantemente el reloj para que suene cuanto antes el pitido final.

Torres vende por la mañana –con minusvalías, no con plusvalías, como repite el banco con sede en Bilbao con su habitual y mentirosa caradura- y con ello prepara la compra del Sabadell. Sin lógica alguna, porque el BBVA compró Caixa Catalunya y el Sabadell sigue siendo, ante todo, un banco catalán. La duplicidad en aquella región puede ser tremenda.   

Además, el BBVA tiene un serio problema en el polvorín turco, más otro problema reputacional, imputado como está, como persona jurídica, en el caso Villarejo.

Pero, sobre todo, Torres se lanza a por el Sabadell para huir del abrazo del oso del Santander, la gran operación de Guindos y Calviño. Y todavía no tengo seguro que se formule.

Recuerden: toda fusión es una mala noticia para el sector aunque se venda exactamente como lo contrario. Y ¡que viva la banca Pueyo!