Vaya por delante una aclaración obligada: Francisco González dejó de ser considerado el banquero del PP hace ya algunos años. De hecho, no se recuerda que tuviera una buena relación con el ex ministro Luis de Guindos. Al contrario, chocaron, y de qué manera. El ejemplo más significativo fue la negativa de FG a entrar en la Sareb a pesar de las presiones del Gobierno.

FG ya no es marianista pero lo sigue siendo a ojos de Pedro Sánchez, y eso es un problema para el propio FG. No por nada, sino porque para prorrogar su mandato más allá de 2019 necesita todos los apoyos posibles, por pequeños e insignificantes que parezcan. Y tener como aliado al Gobierno frente al BCE no es ninguna tontería. Pero la cosa pinta mal: el nuevo inquilino de La Moncloa tiene a FG en la lista de ‘marianistas’, y FG lo sabe.

Mientras, se producen movimientos dentro del BBVA que hay que analizar desde la perspectiva de la sucesión. El último, el nombramiento de Jaime Caruana como miembro de la Comisión Delegada Permanente del banco. “La Comisión Delegada Permanente conocerá de aquellas materias del Consejo de Administración que éste, de conformidad con la legislación vigente, los Estatutos Sociales o el propio Reglamento del Consejo, acuerde delegarle”, señala el BBVA.

Caruana se postula como el próximo presidente no ejecutivo, pero sí ejerciente, del BBVA

No es, por tanto, una comisión cualquiera. Para empezar, es la única que preside el propio FG y en la única en la que participan el presidente y el CEO del banco. Además de FG y de Torres Vila, forman parte de este grupo de ‘notables’ Carlos Loring Martínez de Irujo, José Maldonado Ramos, Susana Rodríguez Vidarte y, a partir de ahora, Jaime Caruana Lacorte.

En otras palabras, Caruana se postula como el próximo presidente no ejecutivo, pero sí ejerciente, del BBVA.  Y esto significa que FG está perdiendo la batalla porque él quería colocar a Carlos Torres en lo más alto del organigrama y con plenos poderes. Piensen que, a la hora de nombrar sucesor, lo que busca el saliente es asegurarse de que, una vez retirado, no le saquen las vergüenzas. Y Torres Vila no lo haría. Ahora bien, el modelo que quiere el BCE es el tándem Caruana – Torres: chairman y CEO. Aunque, ¿alguien cree que el ex número uno del Banco de Pagos Internacionales (BIS) se va conformar con un cargo de representación institucional?