• Y esos problemas son, básicamente, los efectos secundarios del dispositivo permanente, instalado en más de 80.000 españolas.
  • Las afectadas denuncian permanentes e intensos dolores en la zona pélvica y abdominal y alergias.
  • Las protestas arrancaron en 2014 en EEUU, con la activista Erin Brokovich al frente, y las quejas se han multiplicado por 20.
  • En la UE no existe una supervisión común sobre estos dispositivos, confirma la eurodiputada de UPYD Beatriz Becerra.
  • Y más grave: en España no existe ningún tipo de filtro ni supervisión.
Que la multinacional abortista Bayer está atrapada desde hace tiempo -sobre todo en EEUU- por los daños colaterales de su anticonceptivo permanente Essure y sus numerosos efectos secundarios no es una novedad. La novedad está en España, donde la eurodiputada de UPyD Beatriz Becerra da un paso al frente y se une a las denuncias de las mujeres españolas afectadas por esas dolencias, tras constatar       -gracias a la información que le ha remitido la Agencia Europea de Medicamentos (EMA)- que en España no hay ningún filtro para evaluar esos peligrosos dispositivos. El país más encendido en ese sentido es EEUU, gracias en parte a la activista Erin Brokovich, más conocida después de que Julia Roberts interpretara su vida en una película que lleva su nombre. Brokovich se unió en julio de 2014 a las denuncias contra el Essure, comercializado por Bayer, una especie de muelle metálico hecho de níquel que se implanta en las trompas de Falopio para impedir que el esperma llegue a los óvulos, pero que provoca, entre otros efectos secundarios, permanentes e intensos dolores en la zona pélvica y abdominal, alergias al níquel o perforación de las trompas. A esas mismas quejas se une ahora la eurodiputada Beatriz Becerra, que celebra un acto en Córdoba este sábado, 9, para denunciar la situación, apoyando las denuncias de la Asociación de Afectadas por el Essure, que agrupa a unas 240 mujeres aquejadas por esos daños colaterales. En el acto también intervendrán Miguel Jara y Francisco Almodóvar, del Bufete Almodóvar & Jara, la portavoz de la asociación, Angélica del Valle, y Esther Velasco, vocal de la Sociedad Andaluza de Ginecología y Obstetricia SAGO. La asociación de afectados, que tiene página en Facebook (problemas con Essure España) se dio a conocer hace relativamente poco tiempo -en septiembre pasado celebró su primera reunión en Colmenar Viejo (Madrid)-, después de que hubieran aumentado casos de intervenciones quirúrgicas por el Essure o la lista de espera para pasar por el quirófano. Se calcula que hay un millón de mujeres en el mundo que se han implantado el dispositivo desde 2012, de las cuales unas 80.000 están en España. Los casos de personas reales de mujeres afectadas en nuestro país se desconocen, pero si se sabe que en EEUU, más concienciada con este problema, hasta 17.000, mientras las quejas se han multiplicado por 20 desde 2011. El anticonceptivo tiene la triste gloria de haber sido aclamado como el método de control de natalidad más económico y menos invasivo (porque no corta o sella las trompas de Falopio), cuando en realidad, lo que está haciendo, como ha denunciado la propia Brockovich, es "perforar úteros, colon, paredes del estómago…". Beatriz Becerra se une a las afectadas después de haber constatado, a través de una respuesta parlamentaria en la Eurocámara, que en la UE no existe una supervisión y regulación común de los dispositivos sanitarios. La propia Agencia Europea de Medicamentos (EMA) confirmó que como esos dispositivos no son considerados medicamentos, escapan de su control, y que la regulación en este sentido varía según los Estados miembros. También los requisitos necesarios para su utilización. Mientras en EEUU se descarta a ciertos perfiles de mujer que se consideran incompatibles con el Essure, en España no existe ningún tipo de filtro, asegura Beatriz  Becerra, que aboga "por incrementar la transparencia en los ensayos clínicos y una reforma legal que incluya la creación de una institución independiente que evalúe los dispositivos sanitarios". Pide además "una regulación común" a escala europea que asegure un nivel de protección adecuado para todos los europeos. ¡Qué menos! Rafael Esparza rafael@hispanidad.com