• La multinacional germana gana un 76% hasta septiembre (7.188 millones) por las plusvalías de Covestro.
  • La facturación aumenta un 1%, nada que ver con las ventas de píldoras y abortivos, que crecen un 8%.
  • Es su chollo, incluido en la división de farmacia, la que más crece, con la excepción de salud animal, que aporta poco.
  • Trabaja para vencer la tentación de oligopolio que teme Bruselas por la compra de Monsanto (por ejemplo, la venta de Basf).
Sería una novedad que en los resultados de Bayer no hubiera una alusión a un negocio abortivo, con el que la multinacional alemana se forra y así se acredita trimestre a trimestre. El beneficio del gigante se dispara, esta vez un 76,3%, hasta 7.188 millones de euros -resultados hasta septiembre-, básicamente por las plusvalías de 2.800 millones derivadas de la venta de Covestro, en negocio de plástico. Bayer ha reducido su participación en Covestro -dejando atrás el control- y lo seguirá haciendo, del mismo modo que tiene un acuerdo para vender Basf (por 5.900 millones), en los dos casos por el mismo motivo: obtener fondos para la adquisición de Monsanto, su nuevo oligopolio en perspectiva, algo de lo que ya le ha avisado la Comisión Europea. Por lo demás, los resultados están en la línea previsible, lo mismo que en las perspectivas para el conjunto del año, que el grupo no varía. Hasta septiembre, la facturación ha crecido un 1,1% (26.419 millones), pero la división que mejor tira es la de farmacia ( 4%), pero no por el negocio sanitario (-8%), sino por otras ventas, entra las cuales están el negocio de anticonceptivos y abortivos. En las otras divisiones, el crecimiento es menos, salvo en la salud animal, que representa muy poco. No es una novedad que Bayer haga gala de ello. Esta vez, en estos términos: admite la caída de pedidos de determinados productos, pero "en contraste, los dispositivos intrauterinos liberadores de hormonas de la familia de productos Mirena tuvieron un desempeño alentador (más 8,4%)". Las píldoras y abortivos han sido siempre parte de su sucio negocio abortivo, que no se ha salido gratis, además, como ha sucedido con la secuela de los varios (como el Yazmin o Yasminelle, que provocan trombosis y embolia, o el Essure, también en España donde se ha prohibido). Respecto a Monsanto, el propio presidente ejecutivo, Werner Baumann (en la imagen), ha admitido que siguen trabajando para calmar las "preocupaciones de las autoridades europeas" para lograr el visto bueno y cerrar la compra a principios de 2018. Rafael Esparza