Para un servidor que comenzó en esto de la banca a una tierna edad, ahora que con alguna cana más se sienta delante del teclado para escribir sobre una de las míticas entidades del sistema financiero patrio, le salen los tópicos de su juventud sobre esta banca clásica (1926), a la que en seguida relaciona con sedes sitas en edificios emblemáticos, decoraciones señoriales y banqueros y bancarios de rancias estirpes en el negocio.

Este jueves, que la banca presidida por D. Juan March de la Lastra presenta el ‘resumencito’ de sus cuentas cerradas a 2017, me doy cuenta de que la otrora clásica banca industrial se encuentra en una fase final de plena transformación en banca de servicios y asesoramiento. La pincelada es clara. De la docena de datos facilitados, el margen de intereses continúa en descenso: ejercicio 2015, 181 millones de euros (M€); en 2016, 163,5M€ y en 2017, 146,6M€. En total, en el interanual ha bajado un 16,9% los ingresos por este concepto, lo que nos da una idea clara: que además de adolecer del mal del resto de la banca, su negocio actual va claramente encaminado, tal como ha resaltado José Luis Acea su consejero delegado, durante la rueda de prensa, hacia el negocio de la banca privada y patrimonial.

Los parámetros de este tipo de negocio han crecido de forma sustancial a lo largo del ejercicio: 12,9% en volumen de negocio, 18,6% en número de clientes y 17,3% en recursos fuera de balance, lo que ha propiciado unos ingresos por servicios de 231,7M€, un 41.2% más que en 2016. Otros datos más para reforzar este derrotero del negocio de la entidad son que los ingresos por prestaciones de servicios como gestión de fondos, sicav y seguros, crecieron un 24,9%, por lo que este tipo de ingresos han alcanzado un peso del 70,4% en el margen ordinario de la actividad bancaria.

El resultado atribuido del ejercicio ha sido de 177,8M€ (+32,4%), pero se ha de tener en cuenta que incluyen las plusvalías de la venta por parte de su vehículo de inversión que es la Corporación Financiera Alba (CFA) de la participación en ACS (un 7,52%) que le han supuesto al grupo unos ingresos de 743,4M€ y una plusvalía de 352M€. En total, del beneficio de 177 millones, 77 corresponden a CFA y 100 a la actividad bancaria.

Crecen los recursos bancarios de la clientela en un 1,1% llegando a un total de 9.045M€. Los créditos también crecen en un 7% hasta los 7.537M€, y mantienen uno de los ratios de mora más bajos del sector (3,31%) y una cobertura del 52,36%.

La solvencia de la entidad (TIER1) se sitúa en el 20,82% -en 2016 fue del 20,55%- mientras que la media del sector financiero está en 11,9%.

En mayo de 2017, Moody’s elevó el rating de la deuda de la entidad a largo plazo a A3 con perspectiva estable, que es la más alta del sistema financiero español.

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Toda esta abrumadora batería de datos positivos, me hace reflexionar sobre uno de los axiomas que se está planteando en el sistema financiero español, lleno de magulladuras, incertezas y casos Popular. Me refiero, ni más ni menos, al hecho de que el tamaño es importante y se plantean fusiones para crecer en la suposición que desde la megalobanca se puede llegar a la rentabilidad. Pero, ¿y dónde dejan la gestión? Un gran banco con una gestión deficiente es una bomba atómica dentro del sistema financiero y, además, nadie te garantiza una mayor rentabilidad.

Pero tranquilos, porque Banca March no se plantea ninguna fusión ni adquisición –“no estamos activos”, ha dicho el Ceo-, aunque, como todos, están atentos a posibles oportunidades. Acea ha señalado, incluso, que el tamaño de la red es el adecuado para este momento. Descarten, pues, un crecimiento inorgánico durante el actual plan estratégico 2017-2019. De realzar alguna compra sería parecida a la última, la de Consulnor.

Por cierto, está previsto que la renovación de los equipos -directivos incluidos- iniciada en 2016, concluya en verano. No obstante, tal y como ha explicado el consejero delegado, los movimientos más significativos ya se han realizado.

Vamos terminando. Me vuelve a la memoria el olor de los viejos bancos, sus colores y sonidos, y cuando abro los ojos veo una Banca March con un plan tecnológico ambicioso, propietaria de la Socimi más importante del país, que hasta es propietaria de Serrano 6, el antiguo edificio de ABC, y creo que los bancos han cambiado pero los viejos banqueros nunca mueren.