• Empresarios y banqueros ayudan a forjar el Macron español, de nombre Albert.
  • Hay sintonía entre el ex presidente y el líder de Ciudadanos, tanto en política internacional como en lo referente a la unidad de España.
  • Eso sí, Aznar es cristiano -aunque sólo ejerce lo necesario- mientras Rivera es un jacobino metrosexual.
  • En cualquier caso, Aznar está dispuesto a convertir a Macron en el líder del centro derecha español.
  • Y lo cierto es que Rivera tiene dos probabilidades: o acaba como Rosita Díez o acaba como Lolito Macron.
El gran secreto aunque empieza a serlo a voces, de la derecha española, es las excelentes relaciones, cada vez más intensas, entre el expresidente José María Aznar y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Ambos coinciden, de entrada, en una cosa: que Mariano Rajoy ha alcanzado su máximo nivel de excelencia. Aznar respira por la herida que le provocó la investigación judicial sobre su persona mientras que Rivera necesita superar su límite de 40 escaños. Ambos coinciden en política internacional y en la unidad de España y a ambos les une un buen concepto de sí mismo. Eso sí, Aznar es católico -aunque sin caer en el fanatismo, nunca más allá de lo exigible- mientras Rivera es un jacobino con ansias comecuras y extraordinariamente progresista: abortista, homosexualista, etc., etc. Pero todo eso no dejan de ser cuestiones menores. Lo que importa es la unidad de España, la unidad de mercado y la uniformidad de pensamiento. Es decir, donde confluyen ambos estadistas es en ese concepto largo, extenso, interminable, pelín esquivo y muy confuso, llamado liberalismo. Curiosamente, lo que nunca ha triunfado en España. Y naturalmente, ambos, Aznar y Rivera, blasonan de un punto en común extra: no están tocados por la corrupción. Depende de lo que entiendan por corrupción, claro está, pero ellos están dispuestos a afirmarlo. Mucha comida con novia y esposa, muchas reuniones de gozoso entendimiento y aún más gozosas críticas a Rajoy han forjado una amistad en la que Aznar le ha presentado a gente con posibles. No me refiero al aparato del partido, que ya no es suyo, naturalmente, sino a personajes de la vida económica que han ido creciendo. Ejemplo: en el empeño por convertir a Rivera en el Macron español participan activamente un famoso banquero español y un aún más famoso empresario, y ex banquero, de la zona. Si lo piensan, Rosita Rivera y Lolito Macron guardan un gran parecido. De hecho, la alternativa de Rivera, es sencilla: o acaba como Rosita Díez o acaba como Lolito Macron. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com