• Los fieles denunciaron que las autoridades evitaron que los sacerdotes presidieran las Eucaristías y por tanto violentaron la Constitución y las leyes locales que en teoría protegen la libertad religiosa.
  • De igual manera consideraron el hecho como una violación de sus derechos humanos.
  • Las autoridades llegaron a amenazar con demoler 22 capillas empleadas para la oración y el culto de los creyentes.
Dos parroquias de una Diócesis vietnamita no pudieron celebrar la Navidad a causa de las restricciones impuestas por las autoridades comunistas locales. Este hecho dejó al menos ocho mil fieles católicos sin la posibilidad de celebrar la eucaristía en la Solemnidad, lo que constituye una clara violación de la libertad religiosa y las leyes locales, recoge AIN de Gaudium Press. La primera parroquia afectada fue la de Dak Lak, en la en la municipalidad de Dak Mon, que cuenta con al menos cinco mil fieles católicos. La segunda es la de Xe Dang, en la villa de Kon Pia, en el distrito Tumoron, donde más de tres mil personas se habían reunido para las celebraciones religiosas. El padre Dominique Tran Van Vu, Vicario parroquial de Dak Lak, confirmó a la agencia que "las autoridades evitaron que los sacerdotes celebraran la Eucaristía de Navidad en esas áreas remotas y montañosas". El sacerdote denunció que el gobierno local bloquea las liturgias por considerar a los sacerdotes como "no gratos" y por no contar con una aprobación previa para la ceremonia. "Para el gobierno no tenemos un estatus legal en sociedad y entonces no podríamos celebrar y tendríamos que dejar todas nuestras funciones" denunció el P. Van Vu. La justificación dada por las autoridades comunistas es el veto realizado previamente a los dos sacerdotes de estas parroquias. Los miembros del Comité del Pueblo local, de orientación comunista, enviaron una carta al Obispo en el cual se le informaba la intención detener el culto en áreas habitadas por minorías étnicas Montagnard y se invitaba al prelado al registrar y a realizar una solicitud por escrito para todas las eucaristías futuras, así como a enviar nuevos sacerdotes en reemplazo de quienes ellos catalogaron como "no gratos". Los fieles locales denunciaron que las autoridades evitaron que los sacerdotes presidieran las Eucaristías y por tanto violentaron la Constitución y las leyes locales que en teoría protegen la libertad religiosa. De igual manera consideraron el hecho como una violación de sus derechos humanos. Las autoridades llegaron a amenazar con demoler 22 capillas empleadas para la oración y el culto de los creyentes. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com