Toda la noche reunidos para nada, o para casi nada, porque los acuerdos firmados por el Eurogrupo en la madrugada de este martes son los menos importantes. Hablamos, en primer lugar, de la Unión Bancaria en la que los ministros debían avanzar sí o sí. Sobre la mesa, la creación del fondo único de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés), algo que las entidades llevan tiempo reclamando.

Su gozo en un pozo: el EDIS seguirá en la lista de cosas pendientes. En su lugar -después de quince horas reunidos había de decidir algo-, el Eurogrupo formará un grupo de alto nivel que seguirá trabajando en los aspectos técnicos del fondo y que emitirá un informe en junio de 2019. Es lo de siempre: si quieres que algo no salga adelante, constituye una comisión de expertos.

El Eurogrupo ha dado luz verde también a reforzar las competencias del Mecanismo Europeo de Estabilidad

Pero había que sellar algún acuerdo y lo hicieron: crearon una red de seguridad para la Unión Bancaria (en inlgés, backstop). En realidad, los países ya lo habían acordado anteriormente y ahora solo quedaba concretar los últimos detalles, incluida la fecha de su entrada en vigor, prevista para 2024. En resumen, se trata de un mecanismo de emergencia para cuando, en caso de quiebra bancaria, los recursos del Fondo Único de Resolución (FUR) no son suficientes.

Más cosas, que la noche ha sido larga. El Eurogrupo ha dado luz verde también a reforzar las competencias del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en la supervisión económica y el diseño y vigilancia de rescates, de tal manera que los países con dificultades podrán acceder a una línea preventiva de ayuda.

Tampoco hubo acuerdo sobre el presupuesto común, para estabilizar la zona euro en caso de una nueva crisis

Lo dicho: acuerdos ‘superficiales’ que no compensan la falta de consenso en aspectos fundamentales para avanzar en una auténtica Unión Europea. Por ejemplo, en la creación de eurobonos o, dicho de otra manera, en la mutualización de la deuda. Como siempre, el ‘no’ de Alemania ha sido determinante.

Tampoco hubo acuerdo sobre el presupuesto común, propuesto por Macron, y que estaría financiado por impuestos específicos y contribuciones concretas de cada país. El objetivo, según el presidente francés, sería estabilizar la zona euro en caso de una nueva crisis.