Schindler se ha atascado un poco en 2020, cuando ha reducido beneficio neto, ingresos y pedidos, aunque ha logrado aumentar su flujo de caja operativo un 33,4%, a unos 1.463 millones de euros. Algo en lo que pueden haber tenido algo que ver los 2.000 despidos (3% de su plantilla, que ascendía a 65.000 personas) anunciados el pasado julio o el ERTE que presentó en España para 2.000 empleados (de los más de 2.500 que tiene aquí) o el cierre de su planta de Zaragoza.

El fabricante suizo de ascensores, escaleras mecánicas y puertas automáticas ocupa el segundo puesto en tamaño del sector de la elevación español, tras Thyssenkkrupp Elevator, y ha tenido un beneficio neto de 716 millones en 2020, lo que supone un 16,7% menos que el del año anterior, y el beneficio operativo (Ebit) de unos 955 millones (-18%). Por su parte, los ingresos han descendido un 5,6%, a 9.848 millones, y los pedidos han caído un 9,1%, hasta 10.198 millones. Y los costes de reestructuración se han situado en casi 125 millones.

“La crisis mundial provocada por la Covid-19 ha hecho del 2020 un año único”, ha afirmado el CEO de Schindler, Thomas Oetterli, añadiendo que ahora acelerarán las inversiones para afrontar la nueva normalidad, pese al deterioro de algunas divisas frente al franco suizo. Para este año, Schindler prevé que la demanda de construcción vertical, tanto para vivir como para trabajar, siga siendo alta, lo que beneficia al sector de ascensores y escaleras mecánicas. Eso sí, sólo espera que los ingresos crezcan entre un 0% y un 5% en moneda local, por el volátil entorno económico (recesión mundial, tensiones políticas y comerciales, y tipos de interés bajos).