El médico argentino, Leandro Rodríguez Lastra, ha sido condenado a un año y dos meses de prisión y dos años y cuatro meses de inhabilitación, por salvar a una madre y a su hijo, en 2017. No tendrá que ingresar en la cárcel porque no alcanza el mínimo necesario para ello, pero no podrá ejercer como médico de la sanidad pública durante dos años y cuatro meses por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, según el juez Álvaro Meynet.

Es el mundo al revés y la perversión de los valores más profundos. La historia de este ginecólogo ha provocado un gran revuelo en Argentina, entre otras razones porque supone la eliminación de la objeción de conciencia y la obligatoriedad para todos los médicos del sistema público de salud, de practicar abortos en determinados supuestos.

Es una inversión de valores: los abortistas consiguen que sea penado salvar a madre e hijo, de muerte y de aborto

En abril de 2017, una joven de 19 años llegó al hospital Pedro Moguillansky de Cipolletti -donde Rodríguez Lastra ejercía como jefe de Ginecología- con fiebre de 39 grados provocada por la sobredosis de pastillas abortivas que le habían facilitado ilegalmente un grupo abortista para poner fin al embarazo de su hijo, de apenas 23 semanas. La madre alegó que había sido violada, publica Religión en Libertad.

Aquello no funcionó, gracias a Dios. El niño seguía vivo, aunque la madre ingresó con una infección generalizada y un cuadro médico muy complicado, que Rodríguez Lastra logró estabilizar. Una vez salvada la vida de la madre, el médico le propuso continuar con el embarazo. Ella accedió y el niño, que actualmente tiene dos años, nació sin problemas en la semana 35.

Por increíble que parezca, el juez ha sido condenado y tendrá que rendir cuentas mensualmente de sus movimientos, además de no poder ejercer su profesión durante dos años y cuatro meses. El alegato final del médico ante el juez no tiene desperdicio: “Señor juez, yo soy un médico, y mi trabajo consiste en curar, a veces; aliviar, a menudo; acompañar, siempre. Pero matar, nunca”.