Arabia Saudí se ha decantado por un recortar la producción de petróleo en medio millón de barriles diarios, una medida que emprende en solitario para frenar la caída de precios del crudo. La semana pasada, en concreto, el precio del Brent, de referencia en Europa, cerró por debajo de la cota de los 70 dólares (a 69,8), el mínimo desde abril y muy lejos de los casi 86 de principios de octubre. Marca, de hecho, una pronunciada caída de 15 dólares.

La decisión saudí ya se nota en la cotización, con el repunte del Brent de casi un 2%, que se desplaza, sin esa intensidad, al valor en bolsa de las petroleras, entre ellas Repsol. Sin embargo, no hay consenso en la industria sobre los pasos que puedan dar los países productores, que se reúnen el día próximo 6 de diciembre. Con el telón de fon de ese debate se han reunido este fin de semanas funcionarios de socios y no socios de la OPEP, pero no han llegado a ningún acuerdo. Rusia, por ejemplo, ha defendido lo contrario que Arabia, y no está dispuesta a reducir el bombeo.

Los productores no se ponen de acuerdo, mientras Rusia no quiere bombear menos para que EEUU aproveche el nicho dejado por el vacío de Irán

Ahora bien, los analistas coinciden en señalar que el gesto saudí se notará, al menos a corto plazo. Los de Bankinter, por ejemplo, apuntan al recorte de Arabia para explicar “el repunte de esta madrugada”.

Otros analistas para explican el abaratamiento del petróleo por la debilidad de la demanda, causada por la ralentización de la economía global, y para otro sucede lo contrario: se debe al exceso de oferta, sobre todo de los tres principales productores. Son los casos del primero de ellos, Arabia, que necesita más ingresos para frenar el déficit de sus cuentas públicas, seguida por Estados Unidos, que bombea mucho más petróleo de esquito a través de la industria del fracking (fractura hidráulica), y Rusia, que aprovecha para contrarrestar el efecto de las sanciones comerciales.

En cualquier caso, no hay que olvidar las sanciones de EEUU a Irán, que han entrado en vigor este mes. Ese movimiento ese interpretado por otros analistas como un factor que tirará hacia arriba de los precios, al dejar fuera del mercado al régimen de los ayatolas. A EEUU le viene bien, porque colocará más shale oil (del fraquing), más rentable a mayores precios aunque ya es rentable a precios más bajos por recorte de costes que ha conseguido.

Ahora bien, ni los saudíes ni los rusos quieren dejar pasar la oportunidad de la quiebra de Irán para que la aproveche EEUU, el segundo productor. Ahora bien, un precio elevado tampoco es bueno para EEUU por la presión inflacionista que añade a la primera economía.