• El nuevo modelo de smartphone incorpora mejoras importantes, pero llega en un momento crítico.
  • El consumidor tarda cada vez más tiempo en cambiar de móvil y puede esperar un poco más (2017) al iPhone 8.
  • Apple ya lo ha notado en las ventas (caen), mientras crece la competencia de sus rivales: Samsung y Huawei.
  • El iPhone 7 es más delgado, ya no necesita conector para auriculares y mejora la resistencia al agua. ¿Y?
Todo está listo para que Apple presente, este miércoles, el iPhone 7, la última versión de ese smartphone. Gran expectación en San Francisco por las novedades que incorpora, pero no resuelve el problema de fondo de la multinacional: la dependencia de un solo producto (dos tercios de los ingresos y la mitad del beneficio). Y mientras, crece la competencia de sus rivales, la coreana Samsung o la china Huawei. Eso sí, todos esperan Tim Cook (en la imagen), el presidente ejecutivo de Apple. La esperada presentación llega, en consecuencia, en el momento más crítico de la tecnológica, como les informábamos el viernes pasado, 2: en Europa, por la multa de Bruselas, y en el mundo, por el agotamiento de las ventas del iPhone. La explicación es clara. El iPhone 7 será más delgado, ya no tendrá conector para auriculares (abre el camino al mundo de lo inalámbrico) o mejorará la resistencia al agua, pero el desafío está en las ventas, que caen. Paradójico, cuando la popularidad de ese modelo ha convertido a Apple en la empresa con más valor en bolsa. Y a todo lo anterior se une un argumento irrefutable: el consumidor tarda cada vez más tiempo en cambiar de móvil. Espera a otro nuevo. En el caso de Apple, ¿por qué no el iPhone 8, previsto para 2017? Tal vez tenga avances más notables. Miriam Prat miriam@hispanidad.com