• Esta vez, las diferencias de cambio han jugado a favor del grupo, aunque los resultados crecen en todos los márgenes.
  • Fuerte aumento del margen de intereses. Las cifras son buenas en el conjunto del Santander, no tanto en España.
  • Sin embargo, las nuevas hipotecas crecen un 23%. Está claro: ese mercado empieza a remontar.
  • España sigue siendo el patito feo, con una mora del 7,25%, frente a un 4,85% del conjunto del grupo.
  • Ana Botín ha conseguido una fuerte reducción de costes, con una tasa de eficiencia risueña del 47%.
Los resultados de una entidad, a mi juicio, lo son en su totalidad, con sus eficiencias e ineficiencias, con sus aciertos y desaciertos en la gestión. Ocurre lo mismo, incluso, con los resultados de cambio, un componente que normalmente se utiliza como excusa para justificar un mal resultado, y en los casos en que es positivo se soslaya de una forma discreta, resaltando los aciertos de gestión. En el caso del Santander, la depreciación del euro en relación con el dólar y la libra esterlina ha influido de forma positiva en las cuentas de que la entidad ha presentado este martes. Sería injusto no reconocer la espectacularidad de los resultados por esta pequeña anécdota de los tipos de cambio. Y es que Ana Botín (en la imagen) tiene más que motivos para estar pletórica con las cifras presentadas. Para empezar, 1.717 millones de euros de resultado neto, un 31,8% más que el primer trimestre del año pasado y un 18% más que el último trimestre. Ese beneficio es un argumento lo suficientemente contundente para apuntar el paso firme con el que camina la primera entidad bancaria española en la salida de la crisis sistémica iniciada años atrás. Pero casi es más importante el crecimiento del margen de intereses, como ya he señalado en varias ocasiones -sé que puede haberse convertido en una obsesión-. En el caso del Santander ha sido del 15% respecto al 2014. Como viejo en este sector, lo considero el core del negocio, por encima de que otras partidas como dotaciones para insolvencias, que se han situado en 2.563 millones (un 4,9% menos que en 2014) o el aumento de un 10,9% de los gastos de explotación, que suben o bajan en función de situaciones coyunturales de la economía, mientras que una base sólida de negocio puede garantizar resultados positivos en periodos continuados. En esta línea, la segunda cifra estrella de la presentación muestra que comienza a ser sólido el crecimiento del crédito. Me refiero a los 100.000 millones que se han añadido (un 14,8% más) para llegar a la cifra de 778.038 millones de crédito neto a la clientela. En España, el crecimiento del crédito se sitúa en un débil 1%, si bien parece se empiezan a vislumbrar algunos síntomas de recuperación, como el avance de un 23% en nuevas hipotecas. Además, por primera vez desde el comienzo de la crisis, la nueva producción en financiación a empresas supera las amortizaciones, con lo que el crecimiento neto es positivo, cuando menos en estos créditos. La morosidad en España sigue anclada en tasas parecidas al año pasado, en un 7,25%, después de descender un 0,36%. Esa tasa supera con creces la media del grupo Santander, que está el 4,85%. La morosidad es más elevada en Portugal, con un 8,96%, un mercado a vigilar junto con Polonia. Esas dos economías marcan una ralentización en sus economías con ratios preocupantes. Respecto a la distribución geográfica de los resultados, mejora en la zona europea, que aporta el 52% del beneficio neto, con Reino Unido y España en cabeza, con un 20% y un 15%, respectivamente. Hispanoamérica aporta el 38%, con avances del 21% en Brasil y del 7% en México. EEUU, mientras, aporta un 10%, porcentaje que no ha conseguido superar únicamente Portugal. Por último, cabe destacar una cifra que se me antoja importante y que posiblemente quedará diluida entre las cifras más periodísticas: la tasa de eficiencia que ha alcanzado el Santander y que se sitúa en un 47%. Pocas entidades llegan a este nivel. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com