• Y César Alierta se harta: El Consejo Empresarial para la Competitividad se diluirá poco a poco. 
  • Su tiempo ya pasó. Y la CEOE de Juan Rosell recuperará la cabecera. 
  • Al parecer, nadie quiere tomar el testigo de líder del empresariado español. 
  • Bueno, lo pretende Joan Roig pero no le aceptan como líder. 
  • Y ni Brufau, ni Galán, ni FG cuentan con suficientes apoyos. Al final, el CEC solo habrá servido para vender los logros de política económica de un Rajoy acosado y para echar a Pedro J. Ramírez de El Mundo.
"Ha pasado su época", aseguran en uno de los bancos más importantes de España. Pero lo cierto es que el Consejo Empresarial para la Competitividad, la ultra-CEOE, la representación más eximia de la gran empresa española, liderada por César Alierta, el fallecido Emilio Botín y por Isidro Fainé, se irá diluyendo poco a poco. Zarzuela y Moncloa se quedan sin el interlocutor más útil al otro lado de la línea.

No se cerrará, claro, pero las cumbres serán cada vez más espaciadas y ya no lanzarán al campaña de Marca España que, dicho sea de paso, han ejecutado muy requetebién, a petición deMariano Rajoy. El presidente necesitaba que los expertos, es decir, los empresarios, cantaran al excelencias de un Gobierno que nos había sacado de la crisis, y los grandes se aplicaron a ello con entusiasmo.

Pero la muerte de Emilio Botín ha sido un mazazo. Su hija, Ana Botín, no estaba dispuesta a ser discípula donde su padre fue maestro y empezó a dar plantones al CEC. Ella es muy suya y va por libre. Sobre todo, Ana Botín es ciudadana del mundo, los 'lobbies' nacionales no le bastan: lo suyo es Davos.

Y entonces, el que se ha cansado es César Alierta, presidente de Telefónica. Isidro Fainétampoco quiere tomar el relevo, y Juan Roig -Mercadona- al que podría interesar, no cuenta con suficientes apoyos. Tampoco los tres empresarios del segundo escalón: Ignacio Galán, de Iberdrola, Antonio Brufau, de Repsol y Francisco González, de BBVA.

Y como no hay quórum, el CEC se prepara a dejar paso, de nuevo a la patronal CEOE de Juan Rosell. Lo curioso es que además de su decidido apoyo a la marca España y, en consecuencia, a la política económica de Mariano Rajoy, el CEC será recordado como quien descabalgó a Pedro J. Ramírez como director de El Mundo, a petición de Moncloa y Zarzuela, al unísono. Es que Pedro José es un tipo importante.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com