Ana Botín es una de las mujeres más poderosas y más influyentes del mundo aunque ya no esté entre las 100 primeras fortunas, según Forbes, por la caída de la cotización de Banco Santander. Da lo mismo, porque lo que realmente le preocupa a doña Ana es el cambio climático.

Esto es muy serio, y así se lo ha trasladado a los 1.000 asistentes a la Conferencia Internacional de Banca 2019, organizada por el Santander y celebrada en su sede de Boadilla del Monte, en Madrid. “No hay problema más urgente que el cambio climático”, les ha dicho. Su reciente viaje le ha impactado sobremanera. “Este verano tuve la oportunidad de visitar Groenlandia y pude ver sus efectos de primera mano. Enormes bloques de hielo se derretían y caían al mar, a un ritmo exponencial los últimos años”, ha comentado. Botín está muy afectada: “Pude ver este cambio irreversible con mis propios ojos”, ha insistido, ante la atenta mirada del auditorio.

Ha sido entonces cuando ha sacado a relucir su lado ‘Greta’: “Un cambio que, si no lo remediamos, acabará teniendo un impacto devastador en nuestro planeta. No es la herencia que queremos dejar a nuestros hijos. Por ello, debemos actuar. Y debemos hacerlo porque es lo correcto y a la vez es bueno para el negocio. La inacción traerá consecuencias catastróficas para las personas y las empresas a las que prestamos servicios, un daño irreparable en esa confianza por la que estamos trabajando tanto”, ha señalado.

Si usted es accionista o cliente del Santander, puede estar tranquilo y orgulloso, porque el banco, en boca de su presidenta, “ya es uno de los mayores proveedores de financiación verde del mundo”. Hablamos, concretamente, de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2018, y del objetivo de ampliar esa cantidad hasta 120.000 millones antes de 2025 y hasta 220.000 millones antes de 2030. Todo es poco para luchar contra el cambio climático.