Amper deja atrás su travesía en el desierto, que ha durado tres años, después de poner las bases en 2017 a un futuro más respirable, digamos. Ese es el principal mensaje que ampara el nuevo plan estratégico (2018-2020), comunicado este jueves a la CNMV y al que los inversores han respondido positivamente: los títulos suben en bolsa en torno al 27%, hasta 0,23 euros, cota que alcanzará en 2019 según sus propios cálculos (en la imagen).

La compañía completó en diciembre la reestructuración de Consejo de Administración, que supuso el cese del presidente ejecutivo, Jaime Espinosa de los Monteros, cargo asumido de momento por Clemente Fernández, y ahora se marca las metas: un beneficio de 10,7 millones en 2018 -tras el primero en años, en 2017, de 7,5 millones-, y un Ebitda superior a los 40 millones dentro de dos años, más del doble de 2017. En escala, de 4,07 millones a 13,9 millones (2018), 29,8 millones (2019) y 40,6 millones (2010).

Para ello, la empresa tecnológica señala ahora su esperanza de crecimiento orgánico gracias a sus unidades de tecnología e industrial y los negocios en Hispanoamérica. Para este año, prevé facturar un 124,8% (157,8 millones) y 349,5 millones en 2020.

No es ocioso recordar que en 2014 solicitó el preconcurso de acreedores para evitar su quiebra, aunque no entró en concurso por un acuerdo con la banca, con un culebrón para reestructurar la deuda que ha durado hasta hace dos días.

No sólo eso: se pone también en posición compradora -o lo que es lo mismo, estudia ya diversas oportunidades de inversión- en cualquiera de las líneas de negocio.

En paralelo, explica que dispone de la estructura financiera (excedentes de tesorería y líneas de crédito) para cumplir las previsiones del plan estratégico. En concreto, además de los fondos por la ampliación de capital que terminó en febrero, cuenta con los ingresos previstos en los próximos meses por la venta de los negocios de Pacífico. La venta es por 49 millones con una plusvalía superior a los 20 millones.