Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo y CEO de Amazon, parece que no gusta a nadie. En concreto, a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la organización Amnistía Internacional y a grupos ecologistas no les hace ninguna gracia.

Coincidiendo con el Black Friday, el gigante estadounidense de comercio electrónico ha cobrado protagonismo por prácticas antisindicales. Hace unos días, se conoció que había contratado a detectives de la agencia de espionaje Pinkerton para vigilar los esfuerzos de organización sindical de los trabajadores europeos, según una información de Motherboard. Ahora, en un informe, Amnistía Internacional alude a estas prácticas: “Socava los intentos de su personal de sindicarse y negociar colectivamente, incluso a través de una vigilancia exhaustiva en Estados Unidos y de amenazar con acciones judiciales en Reino Unido, y no ha abordado asuntos clave de salud y seguridad en Polonia y Francia”. No se ha analizado la situación de nuestro país, pero “lo que vemos es que la forma de actuar en los países investigados muestra una cultura corporativa que puede ser extensible a otros países, incluido España”, ha señalado la portavoz, Cecilia Denis.

Dicha organización asegura que “las personas que trabajan para Amazon están corriendo grandes riesgos en materia de salud y seguridad desde el inicio de la pandemia de la Covid-19, pero su capacidad de denunciar y negociar colectivamente está sometida a presiones por parte del gigante del comercio electrónico minorista”. Recuerden que recibió de la Inspección de Trabajo, que le había dado un ultimatum para mejorar la salud de sus empleados, tras la denuncia de CCOO. El pasado jueves, este sindicato ha emitido un comunicado denunciando que “Amazon no cumple con las preceptivas medidas de seguridad y salud en los centros de trabajo que tiene en España”.

Desde Amazon, señalan que los empleados tienen un salario competitivo, un paquete de beneficios y un ambiente de trabajo seguro... y presume de liderazgo en la lucha contra el cambio climático

Un grupo de ecologistas denominado Xarxa per la Justícia Climàtica -agrupa a movimientos como Climacció, Fridays for Future, Extinction Rebellion, Acción ecofeminista, Ecologistas en Acción y Teachers for Future- se ha manifestado ante la sede del gigante estadounidense de comercio electrónico. En concreto, han denunciado el impacto medioambiental que provocan sus prácticas (más emisiones de CO2, más residuos, derroche de recursos, etc.) y la continua precarización de las condiciones laborales de la plantilla, así como el hecho de que su crecimiento “desbanca al pequeño comercio local y de proximidad”. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también ha llamado al boicot a Amazon para apostar más por el comercio local, eso sí, no tiene reparos en que su libro se venda en dicha plataforma… ¡Cuánta coherencia!

En relación a las prácticas sindicales, desde Amazon, han señalado que “nuestros empleados cuentan con un salario competitivo, un paquete completo de beneficios y un ambiente de trabajo seguro y moderno. Estos beneficios y oportunidades vienen dados con el puesto de trabajo, al igual que la capacidad de comunicarse directamente con el equipo directivo de la compañía. Amazon respeta el derecho de sus empleados a elegir unirse o no a un sindicato”. Por su parte, respecto al segundo caso, afirma que “se trata de una serie de afirmaciones engañosas hechas por grupos desinformados o con intereses propios que utilizan Amazon para promover sus causas particulares. Amazon tiene un sólido historial de apoyo a empleados, clientes y comunidades en las que opera, que incluye nuestro liderazgo en la lucha contra el cambio climático, a través de The Climate Pledge, y el compromiso de reducir a cero nuestras emisiones de carbono en el año 2040;  así como el pago de miles de millones de euros en impuestos en todo el mundo”.