El fabricante americano Ford ha presentado los resultados del último trimestre y anuales, una prueba más del momento crítico que atraviesa, aunque el foco sigue puesto en los recortes en Europa y, más en concreto, en el efecto sobre la planta española de Almussafes. Ford ha reducido un 52,4% el beneficio anual (3.253 millones de euros), pero el cuarto trimestre ha entrado en pérdidas, de 102 millones, frente a un beneficio el mismo tramo de 2017 de 2.230.

Ahora bien, entre las razones que da Ford destaca la mala evolución en Europa y en China, las dos regiones en las que trabaja, dice escuetamente, para avanzar en las “mejoras operativas”.  Esas mejoras, en el caso europeo, no son otras que una reestructuración a fondo ya anunciada, para el recorte de los costes (con miles de despidos) y en áreas de negocios. El objetivo es salir de las pérdidas.

Ford Europa no informará hasta marzo de las cifras concretas del ajuste y el cierre de plantas

La reestructuración, anunciada a principios de mes, metió el miedo en el cuerpo de en la planta valenciana de Almussafes. Sigue desde entonces en un sin vivir, lo que es lo mismo, pendiente del tijeretazo a la plantilla.

En esa estela, ha habido noticias positivas, como la confirmada hace unos días, en el Salón del Automóvil de Bruselas, de que la planta fabricará la variante familiar híbrida del nuevo Mondeo. Ford ha ensamblado en Almussafes 250.000 unidades de ese modelo vendidas en Europa desde 2015 (la cuarta generación).

Y en paralelo, ha supuesto un mazazo para la plantilla que Ford haya decidido trasladar a Turquía de la producción de las furgonetas Transit Connect, en concreto a la planta de Otosan. Es un golpe duro, básicamente, porque deja en cuarentena a 1.600 de los 7.400 trabajadores de Almussafes, los que destinó en 2018 a la Connect en 2018, el 30% de la plantilla.  

En China es donde Ford va peor: ha pasado de un beneficio de 583 millones a una pérdida de 975

La opción turca no quiere decir que esos 1.600 puestos de trabajo se vayan a suprimir. De hecho, se pueden reorientar a otras actividades, pero la decisión se parece mucho a una espada de Damocles.

En el entretando, desde EEUU, el presidente de Ford, Jim Hackett, ha sacado pecho diciendo que enfila 2019 “con una visión clara y un sólido plan” para mejorar su rentabilidad y competitividad.

El fabricante facturó un 2,2% en el año (141.892 millones de euros), aunque vendió un 9% menos de vehículos (5,98 millones).

Por regiones, las pérdidas en Europa fueron de 352 millones, frente a las de 324 en 2017; en Asia Pacífico, 975 millones, frente al beneficio anterior de 583 millones; en Hispanoamérica, 600 (-9,9%) y en EEUU, 6.731, el 5,5% menos. En Oriente Medio y África, por último, la pérdida fue de 6,1 millones (-978%).