Alemania da por fracasado un acuerdo en Europa para impedir la colonización de sectores estratégicos por inversores extranjeros. Es lo que se desprende al menos de la presentación, por parte del ministro de Economía, Peter Altmaier, del plan Estrategia industrial nacional 2030, cuyo objetivo no es otro que impedir la adquisición de grandes empresas germanas que trabajan en tecnologías clave para el país.

Ese plan llega mientras la Unión Europea no ha elaborado todavía un reglamento sobre el control de inversiones extranjeras de terceros países en sectores estratégicos. Sólo existe, de momento, un acuerdo político para un borrador, firmado el pasado 28 de noviembre (en documento adjunto), a la espera de propuestas del Parlamento y el Consejo.

Berlín ha endurecido por su cuenta las adquisiciones en sectores como el energético, de defensa o telecos

El plan presentado por Altmaier, en concreto, incluye un fondo de inversión para combatir las compras de empresas por extranjeros, como sucedió en 2016 cuando la empresa china Midea se hizo con el fabricante bávaro de robots industriales Kuka. Y es que a los políticos alemanes, como a los de otros países, les preocupa lo que puede suponen en su prosperidad el asalto chino.

China, dicho de forma muy breve, ha encendido las alarmas por su inquietante penetración en otros países -aspira a jugar sus bazas en la economía global-, pero Europa no tiene una posición común, como sí la tiene EEUU a través del Comité de Inversiones Extranjeras (CFIUS, por sus siglas en inglés).

Ahora, plantea un fondo de inversión para neutralizar las compras extranjeras en tecnologías clave

El ejemplo más claro es la OPA lanzada para comprar la principal eléctrica portuguesa, EDP, a través de la compañía estatal Tres Gargantas. A Portugal le da igual, a pesar de ser una empresa estratégica, del mismo modo que CFIUS estadounidense borrará de un plumazo cualquier aspiración de hacer con activos de EDP en EEUU (los tiene y muy valiosos su filial de renovables EDPR).

El CFIUS está integrado por representantes del Tesoro o los departamentos de Comercio, Energía, Transporte, Defensa e Interior, y utiliza el mismo criterio que plantea el borrador de la UE: incursiones en “sectores estratégicos” parta asegurarse que hay una amenaza “para la seguridad o el orden público”.

Alemania toma así la delantera, del mismo modo que, en diciembre pasado, reforzó las reglas para las compras en sectores estratégicos como el energético, el de defensa o de las telecomunicaciones. El Gobierno, en esos casos, puede bloquear las comprar por empresas extranjeras.

Europa, sin embargo, no ha dado ese paso, con los escrúpulos de no invadir las soberanías nacionales. Fue la razón esgrimida precisamente por el primer ministro portugués, António Costa, contrario a detener la oferta de Tres Gargantas por EDP.

El borrador europeo, de hecho, no recoge ningún derecho de veto, que equivale a dar la da última palabra a los Estados miembros.