La gran mayoría de los agricultores y ganaderos españoles están inmersos en una grave crisis de rentabilidad, por lo que han decidido iniciar un calendario de movilizaciones para reivindicar una serie de puntos. Ese desequilibrio de la cadena agroalimentaria está llevando al límite a miles de familias que se dedican a la producción de alimentos en toda España, denuncia la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).

A ello se suman los anuncios de recortes en las ayudas provenientes de la Unión Europea, la imposición de barreras comerciales a nivel global que ponen trabas a las exportaciones.

A este contexto, repleto de hostilidades, se suman los resultados del año 2019, uno de los más negativos que se recuerdan para el sector, con una pérdida de renta agraria cercana al 9%, y con constantes noticias en muy diversos ámbitos que configuran una “coyuntura dramática” para los agricultores y ganaderos.

“Urge tomar medidas de apoyo ante los ataques que estamos sufriendo”, han explicado desde las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, COAG y UPA. “No podemos esperar ni un día más”, aseguran.

Por todo ello, estas tres organizaciones iniciaron movilizaciones la semana pasada para lanzar un “mensaje rotundo” a las Administraciones a todos los niveles: comunitario, nacional y regional, así como al resto de los actores de la cadena agroalimentaria.

“Urge tomar medidas de apoyo ante los ataques que estamos sufriendo”, han explicado desde las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, COAG y UPA

De hecho, más de 35.000 personas participaron la semana pasada en las protestas convocadas por ASAJA, COAG y UPA en catorce puntos de siete comunidades autónomas. El “rotundo éxito” de las convocatorias demuestra el hartazgo del campo. “Es un clamor que no puede ser ignorado”, aseguran los organizadores, añade Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores).

Los 'agricultores y ganaderos al límite', como se autodenominan, aseguran que las protestas continuarán esta semana, y hasta que se observe un “verdadero cambio de actitud”.

¿Pero qué es lo que piden los agricultores?

Lo concreta Asaja Extremadura en estos apartados:

1º.-Los agricultores y ganaderos estamos deseando que los trabajadores cobren salarios dignos, pero para ello es necesario que los productores reciban por sus productos precios justos que permitan hacerlo. Por ello exigimos al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que de la misma forma que aprobó un Real Decreto que incrementó de manera unilateral el salario mínimo en más de un 22%, y luego acordó otra subida del 5,5%,  dicte ahora leyes que fijen el precio mínimo que han de percibir los agricultores por sus productos. Estos precios -por normativa legal- jamás puedes ser inferiores al coste de producción de los productos.

2º.-El incremento insoportable del salario mínimo en el sector agrario ha de ser compensado del siguiente modo: Por un lado, con la rebaja de las cotizaciones sociales en un 50% en los contratos de los trabajadores eventuales agrarios y, en segundo lugar, en el incremento de la jornada laboral hasta lo establecido en el Estatuto de los Trabajadores.

3º. A Asaja Extremadura no le deja de sorprender que que incrementándose el número de parados en el sector agrícola, hasta en 8.500 personas en el último trimestre, no se encuentren trabajadores para estas labores. Una de las razones es que colectivo de mayores de 52 años que reciben la prestación agraria indefinida solo dice trabajar si es en economía sumergida, sin contrato, porque en caso de haber una relación laboral de por medio el Estado le quita parte de esa paga indefinida. Por lo tanto, instamos a que es absolutamente necesario que no se le descuente nada por trabajar,  por lo que que solicitamos que puedan seguir cobrando íntegramente su prestación y de esta manera puedan aceptar contrataciones que puedan sumar a esa ayuda que ya reciben.

Por su parte, UPA detalla las 10 principales reivindicaciones de los 'agricultores y ganaderos al límite' en la falta de precios justos, subida de los costes de producción, no a los recortes en las ayudas, no a las barreras comerciales, empoderamiento de los agricultores y ganaderos, reto climático, control de la fauna salvaje, reglamentación de ciclos cortos de comercialización, productos de proximidad y etiquetado en origen, freno a la especulación con los productos agrarios, y reivindicación del papel vertebrador de la agricultura y la ganadería frente al despoblamiento, a los problemas ambientales y territoriales.

La pregunta es: ¿puede el mercado, por sí solo, establecer esos precios justos? No parece.