• El caos crece y pone en evidencia al gestor, que adjudicó la seguridad a Eulen con un presupuesto ralo.
  • Y provoca también un daño reputacional a Eulen, marcada por las fricciones familiares, que gestiona otros 18 aeropuertos.
  • La muerte del patriarca, el empresario leonés David Álvarez, agudizó el conflicto por la herencia, con años en los tribunales.
  • Las colas en las zonas de embarque aumentan y no ha llegado lo peor: el paso de paros parciales a totales.
  • Y si AENA no lo remedia, como hasta ahora, los pasajeros seguirán perdiendo sus vuelos.
Eulen, la contrata de seguridad del aeropuerto de Barcelona-El Prat, se ha convertido en foco de atención tras el caos en las zonas de embarque en forma de largas colas de espera. No sólo eso: también ha puesto al descubierto la falta de reflejos de AENA, el gestor, y la ausencia de una ley de huelga, que contemple también, entre otras cosas, las de celo como la que están llevando a cabo los trabajadores de Eulen. Cosas de las lagunas en la legislación laboral, que esta vez afecta al aeropuerto de Barcelona, emblemático epicentro turísitico. Y se repite también un hecho: que un puñado de trabajadores pone en un brete al país, del mismo modo que ha ocurrido otras veces con otros colectivos: controladores, estibadores, pilotos y empleados de limpieza. En el caso que no ocupa, con daño colateral flagrante: el perjuicio para cientos de pasajeros, muchos de los cuales pierden su vuelo atrapados en interminables filas. Las colas en los controles de seguridad (en la imagen), de hasta hora y media, se repiten ahora por los paros parciales de una hora (a las 5:30, 10:30, 16:30 y 18:30) los viernes, domingos y lunes, y que pasará a ser de 24 horas, en el corazón de este mes, si no se arregla el conflicto laboral con los trabajadores, rebotados por la condiciones laborales. El daño para Eulen es sobre todo reputacional -es el único de los 18 aeropuertos españoles en los que gestiona la seguridad donde sus trabajadores se han alzado- pero lo compartirá también con el gestor que preside José Manuel Vargas, incapaz de poner remedio al caos. En el trasfondo, late el presupuesto de salida del concurso, de 23,6 millones por dos años (como consta en el BOE), que se adjudicó, hace un año, Eulen, y perdió Prosegur. La razón del conflicto laboral en el Prat está precisamente en ese presupuesto, muy escuálido,  lo que ha provocado el recorte de sueldos y de efectivos. Fue el motivo porque el que a Prosegur (responsable también de la seguridad en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas) le importó lo justo perder la contrata (incluso fue multado en varias ocasiones por un servicio deficiente). Eulen, en paralelo, se agarró a ese contrato de baja temeraria, porque en esa tarta se juega parte de su cuenta de resultados, que no van mal: beneficio de 24 millones el año pasado con una facturación de 1.520 millones. Una historia empresarial y familiar compleja El episodio de El Prat lesiona a su vez, como señalábamos, la reputación de la compañía, vinculada a su vez a otra, El Enebro, propietaria desde 1982 de Bodegas Vega Sicilia, con un tronco común: el empresario leonés David Álvarez Díaz, fallecido hace dos años, noviembre de 2015. Su pericia empresarial empezó en 1962 con la creación de Central de Limpiezas El Sol, germen de lo demás, un grupo internacional de 84.000 empleados. ¿Problemas?: los clásicos de herencia familiar para el control posterior del patrimonio que dejó, lo que provocó un enfrentamiento entre los siete hijos de Álvarez Díaz. El deseo del patriarca, expresado en su testamento, fue que asumiera las riendas de la gestión su hija María José Álvarez, pero el resto de hermanos llevó el caso a los tribunales. El conflicto había comenzado bastante antes, cuando el empresario retomó, con 82 años (dos veces viudo, se casó por tercera vez a esa edad), el control de Eulen, apartando a cinco de ellos de la empresa. Según los trabajadores de Eulen en El Prat, la razón del conflicto laboral está precisamente en el presupuesto, muy escuálido, que presentó y AENA aceptó, lo que ha provocado el recorte de sueldos y de efectivos. Eulen, en España, no sólo está en el aeropuerto de Barcelona. En 2015, ganó el concurso para adjudicarle la seguridad de 18 aeropuertos españoles, con menos de medio millón de pasajeros anuales, por 8,9 millones y dos años. Y no sólo de seguridad. También gestiona servicios de información o mantenimiento en otros aeropuertos. Rafael Esparza