El presidente de AENA, el barcelonés Maurici Lucena, se ha mostrado como un gestor políticamente correcto, algo que está muy de moda en estos tiempos, en un encuentro organizado por ESADE. Mientras las inversiones van al ralentí (están en 500 millones de euros anuales de promedio), pues “la nueva ola llegará en 2022”, cuando pasarán a más de 1.000 millones al año.

Lucena forma parte de la cuota del PSC en las empresas públicas españolas. No en vano, fue diputado y portavoz de dicho partido en el Parlament catalán entre diciembre de 2012 y octubre de 2015. Además, al presidente de Renfe, Isaías Táboas, también le guarda las espaldas el PSC y más en concreto, Miquel Iceta,… algo que no gusta al ministro de Fomento (ahora en funciones), José Luis Ábalos.

En este Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente de AENA ha presumido de llevar el pin de la Agenda 2030 este miércoles, reflejando el compromiso con los objetivos sostenibles. Todo muy políticamente correcto… al igual que cuando se cambió el clásico "señores pasajeros" para eliminar cualquier alusión al género en las llamadas a vuelos, pese a que la RAE defiende el uso del masculino plural para referirse a todos los individuos de una especie sin distinción de sexos. Y al hilo del medio ambiente, ha aprovechado para anunciar que AENA ha adjudicado el contrato de suministro de electricidad 100% procedente de energías renovables para el año 2020 a Acciona (76,5%), Endesa (23,3%) e Iberdrola (0,2%). Asimismo, ha referido el proyecto del Plan Fotovoltaico para alcanzar el 70% del autoabastecimiento energético, lo que reducirá la factura eléctrica (en 2018 fue de 75 millones) y evitará la emisión de 167.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.

Lucena se ha referido a AENA como “una rara avis” por su modelo en red y su carácter híbrido (51% pública y 49% privada). “Una empresa formidable, no suficientemente conocida, y por eso se ha hecho un esfuerzo en comunicar lo que hacemos y nuestras ambiciones corporativas”, ha subrayado. ¡Ja! 

No ha perdido la ocasión de elogiar los resultados económicos de AENA, así como su posición, las cifras de pasajeros o las competitivas tarifas aeroportuarias. Al mismo tiempo, no se ha pillado los dedos al mencionar la salida a bolsa, pues no ha entrado en si la valoración se hizo adecuadamente o no, y es que su hipótesis es que “el mercado no valoró adecuadamente todo su potencial”. En cuanto al futuro, está seguir con lo que hace ahora (“su negocio basal”) e implantar nuevas líneas de negocio adicionales generadoras de valor: los desarrollos inmobiliarios y la expansión internacional.