• Un acuerdo con un perdedor: el pueblo griego.
  • Y ojo, porque en cuanto ese acuerdo se materialice habrá que hablar de una deuda impagable.
  • Aviso alemán: quien no se doblegue, será deudor eterno.
  • Eso sí, Tsipras se lo tenía bien merecido. Ahora hay que ver si conseguirá permanecer en el poder o tendrá que convocar elecciones.
  • ¿El acuerdo fortalece a la UE? No, es la Europa de los prestamistas: todos atados por la deuda.
Solo fueron 17 horas de reunión pero, al final, se consiguió doblarle el pulso al premier ministro griego, Alexis Tsipras. Bueno, mejor dicho, se consiguió que Tsipras aceptara una plan de ayuda, valorado en 86.000 millones de euros pero sin condonación alguna y uniendo déficit básico y deuda, además de deuda de la UE con la deuda de Grecia con el FMI. En definitiva, Tsipras ha tenido que aceptar condiciones de Angela Merkel, que se ha vengado de la espantada griega de hace 15 día y del referéndum-bofetada. Eso sí, Tsipras tendrá que convencer ahora a los griegos, que son los que van a sufrir las consecuencias. Además, ¿por qué incumple el resultado del referéndum? No tiene otro remedio, ciertamente, pero no todos los griegos lo van a entender: ¿para esto nos llamaste a las urnas? El BCE deberá ahora ampliar la línea de liquidez para los griegos. Aunque el Parlamento griego -y el alemán- todavía deben ratificar el acuerdo. El caso griego significa también un anuncio para navegantes: el que no cumpla con las órdenes de Bruselas, aplicando la "única policía económica posible" se verán asfixiados por la deuda. De hecho, el papel del BCE ha resultado lamentable: se ha convertido en la partida de la porra. Si no te doblegas, te retiro la liquidez y te quedas sin dinero en los cajeros. El supervisor de Mario Draghi se ha convertido en la partida de la porra, encargada de hacer cumplir los deseos de Angela Merkel. Y otra cuestión peligrosa: la UE y el FMI, Angela Merkel y Christine Lagarde han actuado de la mano sin la menor discrepancia. Otro que sale malparado, y bien le está, es Alexis Tsipras. Ha condenado a los griegos a una década de pobreza que él no va a sufrir. Ahora está por ver si logra mantener el poder o habrá elecciones anticipadas. En cualquier caso, la UE sigue y los especuladores financieros se tranquilizan, Pero esto no anima al proceso europeo: todo lo contrario. Ahora ya sabemos que Europa no es un país solidario: se rige por el poder de los prestamistas: los propios -BCE- y los ajenos -FMI-: todos atados por la deuda. Y Merkel se vengó de Tsipras. Eulogio López eulogio@hispanidad.com