• Y quitarse la deuda asociada a ellas.
  • Argucia del presidente de la constructora: introduzco a fondos en las renovables y puedo seguir sin consolidar la deuda.
  • Doctrina más que discutible si consideramos que su propio auditor, Deloitte, le ha pedido que consolide.
  • Pero ACS se aferra a que los derechos de voto de la nueva sociedad de la que el fondo GIP controlará el 49%, son iguales.
  • En resumen, Florentino no sabe cómo librarse de su división de energía verde.
  • Las subvenciones públicas caen, los impuestos suben y la rentabilidad se despeña.

ACS y el fondo de infraestructuras Global Infraestructures Partners (GIP), han llegado a un acuerdo sobre los activos renovables de la constructora. Según el comunicado remitido este miércoles por el grupo que preside Florentino Pérez (en la imagen), esta alianza se materializará mediante la compra, por parte de GIP, del 24,4% de Saeta Yield –filial de ACS que aglutina activos renovables en España-, con ocasión de su próxima salida a bolsa.

Además, el fondo tomará una participación del 49% en una sociedad de nueva creación y en la que se integrarán el resto de los activos de energías renovables de ACS. Saeta Yield ostentará un derecho de primera oferta sobre ellos.

Pero, ¿qué significan estos movimientos? En pocas palabras, que Florentino no ha logrado vender las renovables y ahora busca cómo quitarse el muerto de encima, deuda incluida. Su argucia: introduzco a fondos en las renovables y puedo seguir sin consolidar dicha deuda.

Además, aunque no ha trascendido el precio de la operación, se supone que la entrada de GIP significará la entrada de dinero en la constructora. Las estimaciones más optimistas hablan de una valoración de 9,2 veces el Ebitda para la totalidad de los activos. Las cotizaciones medias en el mercado se sitúan en 8 veces el Ebitda. En el mejor de los casos, ACS tendría una entrada en caja de unos 720 millones de euros.

Pero lo más importante: tras la operación, Florentino podrá seguir desconsolidando la deuda de las renovables. Doctrina más que discutible si consideramos que Deloitte, su auditor, le ha pedido que la consolide, después de tener esos activos disponibles para la venta durante cuatro años. Pero ACS se aferra a que los derechos de voto de la nueva sociedad de la que el fondo GIP controlará el 49%, son iguales.

Al final, como siempre o casi siempre, se saldrá con la suya. Y eso que la situación de las renovables es complicada: las subvenciones públicas caen, los impuestos suben y la rentabilidad se despeña.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com