• La sociedad de La Caixa detecta una complejidad que no vio para comprarle las autopistas brasileñas o chilenas.
  • Esos activos en México están deteriorados, exigen mucha inversión y, sobre todo, están asfixiados por la deuda.
  • OHL, no le queda otra, niega "rotundamente algún tipo de conversación" para vender OHL México.
  • Además de la constructora, también el Gobierno mexicano investiga el presunto fraude en la concesión del Viaducto del Bicentenario.
  • Y el Ejecutivo ha cancelado las subidas de las tarifas 'sine die'.

OHL quiere vender sus autopistas mexicanas a Abertis, del mismo modo que vendió en su día sus autopistas en Brasil o Chile. No es nuevo y desde Hispanidad ya se lo hemos en varias ocasiones, la última a raíz de las informaciones que apuntaban a presuntas irregularidades de OLH México en la contratación del Viaducto del Bicentenario. Ahora bien, dicho sea otra vez también: tan cierto es que OHL quiere vender a Abertis, como que Abertis no quiere comprar. Ahí se acaba la historia. Este martes OHL ha emitido un comunicado para salir al paso de las informaciones que, además de hablar de negociaciones y avanzadas entre la compañía que preside Villar Mir (en la imagen) y la sociedad de La Caixa, también apunta a una venta inicial del 56% de OHL México y una OPA posterior por el 100% para comprar el 40% a los accionistas minoritarios. En buena lógica -no porque no le gustara, sino por Abertis no quiere comprar- OHL ha desmentido "rotundamente que exista algún tipo de conversación al respecto y también desmiente que exista intención alguna actualmente en ese sentido". Para completar esta historia es necesario tener en cuenta dos aspectos, igualmente importantes y que conducen tanto a las razones por las que OHL quiere vender en México, como a las de Abertis para no comprar a OHL en ese país. A nadie se le oculta que los problemas de OHL en México proceden de algo más que el hecho puntual de la presunta grabación de conversaciones entre ejecutivos de la compañía y miembros del Gobierno del Estado de México. No obstante, es una cuestión grave, que le ha supuesto un duro castigo del 9% en bolsa para la matriz -hoy lunes sube algo de nuevo, como el viernes- y también para OHL México, que ha perdido un 15,5% en las tres últimas secesiones. De hecho, la constructora ha pedido un informe a una auditora sobre la actuación de OHL México en la contratación del Viaducto del Bicentenario. Y no sólo investiga OHL. También hace lo propio el Gobierno mexicano. Hay que tener en cuenta que el Viaducto del Bicentenario es la segunda concesión por importancia de OHL México y pesa un 17% de su Ebitda. Y de México procede 13% del Ebitda de OHL. Como medida preliminar se ha decidido cancelar las subidas de las tarifas en la concesión sine die. Pero al margen de lo coyuntural, el problema de OHL en México está sus activos, asfixiados por una deuda difícil de sostener. Es una deuda mala, para que me entiendan, sostenida sobre unos activos, como las autopistas, muy deteriorados y que exigirían una gran inversión para ponerlas a punto. Y a eso se añade que los peajes o el negocio que generan son insuficientes para sostener el elevado endeudamiento. Y esas son, finalmente, las razones -ya ven, las mismas pero que cambian según el lado de la orilla- por las que Abertis no quiere comprar. Son las mismas razones, en fin y a modo de dudas, las que se plantean para el sector bancario. De ahí, la preocupación del Santander, que comienza a ponerse nervioso por el elevado riesgo bancario. Además, y por si faltaran más argumentos, Abertis ha reiterado varias veces que no están barajando una inversión en México, pero OHL ha comentado también varias veces que la sociedad de La Caixa sería su comprador natural una vez las concesiones alcancen cierto grado de madurez. A día de hoy, nada de nada. Por supuesto, nada de negociaciones y, menos, avanzadas. Rafael Esparza