• Los resultados de 2017 marcan el territorio de la nueva Abengoa: entra en Ebitda positivo con un 91% de su negocio en ingeniería.
  • Pero el resultado decepciona al mercado: cae casi un 4%, a pesar del fuerte castigo que acumula en bolsa desde mediados de enero.
  • El beneficio fue de 4.277,7 millones por el paraguas de la reestructuración financiera.
  • Ha pasado lo peor: ajusta sus gastos (-85 millones) a un nuevo perímetro, aunque con una deuda, ojo, de 5.475 millones.
  • La solución sigue en las desinversiones (Atlantica Yield y el Tercer Tren mexicano) y en aumentar los ingresos (más cartera).
  • España representa el 10% del negocio, frente a zonas como Oriente Medio y África (40%), Hispanoamérica (22%) o EEUU (13%).

Los resultados en 2017 de Abengoa muestran, antes que ninguna otra consideración, que la empresa andaluza superado lo peor de su crisis, con el foco atento en la prioridad marcada por su presidente, Gonzalo Urquijo: la nueva Abengoa es, básicamente, una ingeniería. Otra cosa es la reacción del mercado, con una pérdida de casi un 4% -las acciones tipo A caen un 3,51% y las tipo B un 3,42%-, a pesar del fuerte castigo que acumula el valor en bolsa desde mediados de enero. El día 16 de ese mes, las A cerraron a 0,034 euros y hoy cotizan a 0,028, mientras que las B ha bajado de 0,015 a 0,011. En ese perímetro, más reducido, es donde Abengoa se da la vuelta, al pasar de un Ebitda negativo de 327 millones a un positivo de 76,9 millones. Queda, no obstante, en 24,9 millones por los gastos de 52 millones por asesoramiento en el proceso de reestructuración. Es el dato que hay que tener en cuenta porque marca un punto de inflexión y eso es positivo. Al mismo tiempo, un menor perímetro de negocio se trastada al recorte en los gastos, que descienden de 210 a 125 millones. Sobre esas cifras, el resultado neto queda en 4.277,7 millones frente a unas pérdidas, a finales de 2016, de 7.629 millones, pero se explica, básicamente, por el beneficio no recurrente derivado de la reestructuración financiera de Abengoa, como pueden observar en el gráfico adjunto. Y queda pendiente el problema de la deuda, que suma 5.475 millones, de los cuales 1.724 millones corresponden a la deuda de sociedades en venta. Antes de la restructuración y sin la inyección del dinero de los fondos, la deuda estaba en 12.258 millones de euros. La solución pasa, en consecuencia de la capacidad de generar ingresos -ya les contamos que ha entrado en la órbita del negocio de defensa- y de las desinversiones pendientes: el 16,5% de Atlantica Yield y la planta de cogeneración mexicana, Tercer Tren o AT3, el primer activo con más prisa que el segundo, también en el semestre. El área de ingeniería, en efecto, representa el 89% de la actividad de Abengoa. Ahí se concentra también el grueso de las ventas: 1.316,6  millones de euros, sólo 50,6 millones menos que en 2016 (1.367,2 millones), a pesar del momento de impasse durante el primer trimestre del año. Además, la cartera en esa área asciende a 1.424 millones, tras los contratos que ha sumado en áreas estratégicas, en los países árabes y el norte de África (Arabia Saudí, Omán, Marruecos), donde está el 40% del negocio, e Hispanoamérica, un 22% (Argentina, Chile), otros países como EEUU (13%), y finalmente Europa y España, que representan el 20% (10% cada una). El resto de actividad está en el área de infraestructuras de tipo concesional, que aporta 102 millones al Ebitda y 163 millones a las ventas. Se reparten en actividad en solar, que facturó 60 millones y aporta 44 al Ebitda; cogeneración, 56 y 27 millones, y tratamiento de agua, 60 y 31 millones, respectivamente. Rafael Esparza