• Sólo el Santander insiste en apoyar a Gestamp, pero a cambio de una mayor inyección de liquidez.
  • Y el ICO no se da por aludido: dice que acudirá pero en la proporción que le corresponde.
  • Lo que más teme el Gobierno es la actitud de los bancos extranjeros, que no están por la labor de arriesgar más.
  • Pero Sabadell, Popular, Caixabank y Bankia tampoco están dispuestos a comprar créditos de las entidades foráneas.
  • Por cierto, el mismo frente se resiste en las líneas de liquidez para 2016: otra tarea para KPMG.
Siguen las negociaciones para aclarar el futuro, si lo tiene, de Abengoa, entre el desembarco de Gestamp con los acreedores y, en medio, el Gobierno y la Junta de Andalucía, que piden a los bancos que encuentren ese arreglo que garantice la viabilidad de la energética. También en esto, la cosa va por barrios, como en tantas cosas, y la Junta no quiere quedarse atrás del Ministerio de Industria. Pero el principal escollo es el riesgo y es ahí donde los bancos no se ponen de acuerdo. El viernes informábamos de que el gran problema que se cierne sobre Abengoa se debe mucho más a los bancos extranjeros que a los nacionales. La razón no es otra que la seguridad que exigen los primeros -también los segundos, pero la compañía es española-, frente a otros intereses para que la empresa no naufrague que les importan mucho menos (a los segundos, sí). En otras palabras, los bancos extranjeros son mucho menos presionables para salvar Abengoa que los españoles. Pero también a estos últimos no les vale cualquier solución. Es lo que esgrimen Sabadell, Popular, Caixabank y Bankia, que son, junto al Santander, los que más riesgos tienen asumidos. Mientras el banco que preside Ana Botín es el más favorable a la inyección de 350 millones de euros de los vascos de Gonvarri -de los hermanos José y Francisco Riberas- para que se conviertan en el primer accionista, el frente de las otras cuatro entidades contesta al Gobierno que acuda al ICO para ayudar a Abengoa. Vamos, que para eso es el Instituto de Crédito Oficial, público, y especializado en líneas de crédito para las empresas españolas. El Santander, no obstante, lo pone más fácil pero pide que inyecte más dinero del que tiene previsto. El ICO, de los menos expuestos El ICO, en cualquier caso, ya ha contestado que no se da por aludido, que está dispuesto a implicarse, pero en la proporción que le corresponde. El riesgo del ICO en Abengoa es mucho menor que el resto: se reduce a 100 millones en créditos corporativos y 61 millones en financiación de proyectos concretos en marcha (project finance). En total, 161 millones. La situación de los otros acreedores es muy distinta y también el riesgo. El de Bankia asciende a 582 millones: 100 millones en créditos, 265 en circulante y 216 en project finance. El de Caixabank es de 570 millones (repartidos en 113, 281 y 176 millones, respectivamente); el de Sabadell suma 387 millones (75, 236 y 77 millones, también respectivamente) y el de Banco Popular, 334 millones (100, 191 y 44 millones). No obstante, el banco con más riesgo es el Santander, que ha prestado 125 millones, 1.025 millones en capital circulante y 381 millones en línea de crédito por los proyectos en marcha. En total, 1.558 millones. Todo ellos están de acuerdo, además, en revisar las líneas de liquidez para el próximo año, y piden para ellos un nuevo informe de la consultora KPMG. Pero en la deuda más sensible, la corporativa, el banco más expuesto es el sueco AKN, especializado en banca al por mayor. El dinero que ha prestado directamente asciende a 642 millones de euros, una parte muy importante de los 2.600 millones que se incluyen en ese apartado. La deuda total con los bancos y fondos de Abengoa suma un 20.264 millones y se reparte entre los 2.600 millones mencionados, 7.631 millones en circulante y 10.033 en project finance. Muchos años de deuda Un volumen de deuda que es, ciertamente, muy elevado y se ha convertido en el principal problema de Abengoa, pero viene de lejos: se remonta a la etapa socialista, marcada por las generosas subvenciones, como informamos al explicar cómo Gamesa acertó con el viento, mientras Abengoa fracasó con el sol. Esas primas, con gran potencial de futuro -estaban aseguradas, lo cual siempre atrae a los inversores-, daban un enorme potencial a la tecnológica, el mismo que se truncó después con la reforma energética de José Manuel Soria para terciar con el problema del déficit tarifario. Paralelamente, su deuda había crecido demasiado y no así la rentabilidad de las inversiones. La propia compañía ha reconocido que sus plantas termosolares sólo son rentables si gozan de ayudas públicas. Abengoa, además, no evitó quebraderos de cabeza posteriores con inversiones en el exterior, política que sí siguieron las otras dos grandes damnificadas, Acciona y ACS. Por cierto, los problemas en las energéticas las han convertido en un foco de atención de los fondos buitre, que ven su debilidad y tratan de aprovecharla. Recientemente, Renovalia cayó en manos de Cerberus, y el diario Expansión informa este lunes que otro fondo de riesgo, el californiano Oaktree, ha comprado Eolia, el grupo de energías renovables. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com