• Urquijo desactiva la sentencia favorable a los bonistas díscolos que no afecta al plan de reestructuración.
  • Eso sí, tendrá que pagar, o negociar cómo paga, a los inversores que impugnaron a los que reclamaron.
  • La ingeniería acelera la venta de Atlantica Yield, retrasada por falta de acuerdo y clave para solucionar el quebranto.
  • El objetivo, ahora, es concretar la operación antes de final de año, en diciembre.
Abengoa afronta un nuevo contratiempo -limitado, todo sea dicho-, al asumir la decisión del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla, que ha rechazado finalmente la petición de aclaraciones que le formuló sobre el pago a un grupos de inversores díscolos con el acuerdo de refinanciación, firmado en noviembre de 2016. Esa sentencia, como saben, fue fallada el 25 de septiembre, y dio la razón a un grupo de inversores. Abengoa ya reconoció esa contrariedad, por la que retrasó la presentación de los resultados hasta septiembre. Este martes, el fleco resuelto se concreta en el hecho relevante a la CNMV, en el que subraya que el impacto de la sentencia no afecta al plan de reestructuración. Ese acuerdo general incluía a su vez una serie de cláusulas para determinados supuestos, como el que se ha llegado con la sentencia de cara al vencimiento anticipado de algunos contratos, pero la sociedad ha resuelto salvedad (o dispensa) necesaria para mantener las cláusulas firmadas y dejar sin efecto esa adversidad. Era uno de los "escenarios previstos". La sentencia adversa procede, paradójicamente del mismo juez, Pedro Márquez, que tramitó la homologación judicial para que la empresa no entrara en concurso de acreedores. La reacción inicial de Abengoa fue que "no permite determinar el valor al que considerar la deuda". Ahora bien, al rechazar el juez la petición de aclaraciones, a Abengoa no le queda que restituir a los inversores que han reclamado -entre los que figuran Portland General Electric, la aseguradora Zurich o  Haitong Investment-, llegar a un acuerdo con ellos o prolongar la causa judicial con recursos, con escasas opciones porque se trata de una sentencia firme. La deuda reconocida por Abengoa, en cualquier caso, asciende a 72 millones de euros, pero los inversores reclaman 200 millones. No es una cifra que ponga en cuestión la viabilidad de la ingeniería, aunque le obliga a ponerse las pilas para despejar lo antes posible la venta de Ataltica Yield, como señalamos en su momento. Además, en medio del susto, Abengoa logró la pasada semana un eximente (wailer) de los bancos que recapitalizaron el grupo -entre ellos el Santander, clave en la supervivencia de la ingeniería andaluza- para que ese quebranto del pago reclamado no afecte al acuerdo de refinanciación suscrito para reestructurar la empresa. La venta de Atlantica Yield, dicho sea todo, se ha retrasado más de lo previsto, aunque previsto sigue que la cierre antes de final de año, probablemente en diciembre. Y en el entretanto, Gonzalo Urquijo (en la imagen), ha seguido adelante con el plan de desinversiones, que avanza despacio pero seguro -que añadir el último contrato de 4,5 millones en Chile, con Chiqueltra, para ampliar tres subestaciones de alta tensión-,aunque la situación no ha cambiado, en esencia, entre los resultados del primer semestre y los del tercer trimestre. Rafael Esparza