• La compañía ha perdido la mitad de su valor en bolsa en lo que llevamos de agosto.
  • Y, cuidado, porque la ampliación de 650 millones de euros podría representar ya tres cuartas partes del capital.
  • Si a esto añadimos el encarecimiento de los bonos, el aumento de los especuladores a corto y la compleja estructura de la deuda…
  • El sector empieza a dudar de que la ampliación sea suficiente para enderezar el rumbo.
Es sin duda, es uno de los momentos más delicados de Abengoa, por no decir el más delicado. Nunca antes se le habían acumulado tantos problemas y tan serios. Y el paso de los días no sólo no beneficia al grupo, sino que agudiza su crisis. Concretamente, en estos primeros 11 días de agosto, y tras el anuncio de la macro ampliación de capital de 650 millones de euros, la compañía ha perdido la mitad de su valor en bolsa. Este miércoles, por ejemplo, con un Ibex bajando más de un 2% por la devaluación del Yuan chino, las acciones del grupo andaluz lideran los números rojos y caen cerca de un 7%. La situación se muy preocupante. Y más si tenemos en cuenta que a día de hoy, la ampliación de capital podría representar, incluso, tres cuartas partes de su capitalización bursátil. Demasiado para unos accionistas, la familia Benjumea, que no encuentra la manera de salir de esta situación y mantiene un significativo silencio sobre los detalles de la operación. Las dudas son muchas y sus repercusiones aumentan peligrosamente. Por ejemplo, la rentabilidad de los últimos bonos emitidos en abril –vencen en 2020- ha pasado del 15% a finales de julio, al 31% en el mercado secundario. Mayor ha sido el salto del coste de la deuda de la compañía a cinco años: ha pasado del 28,75% al 65%. En otras palabras, el mercado de deuda ve mayores probabilidades de impago. Más problemas para Abengoa: las posiciones bajistas han aumentado hasta el 8,5% del capital del grupo. Antes de la ampliación del capital el porcentaje era del 6,68%. Los principales artífices son D.E Shaw & Co LLP, con un 1,75%, y Blackrock, cuyos fondos acumulan más de un 1% del capital. A todo esto hay que añadir la compleja estructura de la deuda corporativa. Lejos de aclarar la situación, las múltiples emisiones de bonos, líneas de crédito, etc. continúan levantando sospechas entre los inversores. Y lo peor de todo en estos momentos: la duda, más que fundada, de que los Benjumea no podrán mantener su posición dentro de la empresa (actualmente poseen el 57,53%) tras la ampliación. Para lograrlo y no diluirse, necesitan algo más de 370 millones de euros. Como recordarán, en 2013 necesitaron un préstamo de 65 'kilos' para acudir a la que tuvo lugar entonces, de 517,5 millones de euros. Y la situación no ha mejorado desde entonces. Tantas son las dudas y tanta la incertidumbre que el sector ya no se pregunta por el futuro de los Benjumea en Abengoa. Ahora, la cuestión es ver si la ampliación de 650 millones será suficiente para enderezar el rumbo del grupo. Algunos creen que no. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com