Parece que José Luis Ábalos, ministro de Fomento (ahora en funciones), se ha vuelto liberal porque el modelo que ha planteado para el AVE es el opuesto al empleado en las autopistas de peaje. “Queremos que la liberalización del sector posicione a España en el referente”, pero no quieren “dirigir desde el sector público todo este proceso, el éxito no depende solo de nosotros sino también de nuevos agentes, fundamentalmente del sector privado”, ha afirmado en una jornada sobre la liberalización ferroviaria, organizada por Cinco Días.

Y es que quiere “un sector público fuerte en el sector ferroviario; con un gestor público (Adif) potente; un operador público fuerte (Renfe), competitivo e internacionalizado”. Es decir, “un sector público reforzado, pero no en detrimento del sector privado”, defendiendo que la colaboración entre ambos “debe aportar valor, el caso contrario perjudica a todos”.

El objetivo prioritario no será aumentar más la red de infraestructura de transporte, apuesta por menos hormigón y más gestión de datos

Recuerden que el Gobierno Sánchez ha optado por asumir la gestión de las autopistas de peaje quebradas a medida que van venciendo sus concesiones. Es decir, algo que estaba en manos privadas, está volviendo al sector público (justo al revés de lo que se hará en la liberalización ferroviaria). Claro que puede que el ministro de Fomento haya cambiado de opinión y ahora quiera renegociar las concesiones de dichas autopistas: por ahora, ya está adjudicando contratos de mantenimiento a compañías privadas y lo ha hecho en cuatro vías. Si es así, en Abertis, entre otras antiguas concesionarias, se pueden asustar.

Ábalos considera que “la liberalización es importante para extraer el mayor rendimiento a las inversiones ferroviarias que España ha hecho en las últimas décadas”: casi 100.000 millones de euros desde los años 90, una gran parte en el AVE. Sin embargo, “la participación del ferrocarril en el sistema de transportes es aún muy modesta en España, especialmente en relación con la capacidad existente” porque el número de usuarios representa menos de la mitad de los que hay en Francia, una cuarta parte de los que hay en Alemania y un tercio de los británicos. Además, ha subrayado que tenemos la mayor red de infraestructuras de transporte de Europa, por lo que el objetivo prioritario no será aumentarla más sino invertir en mantenerla para hacer efectivo su servicio y capacidad para la consecución del equilibrio regional, y quiere menos hormigón y más gestión de datos para generar impactos positivos.

Es decir, que Ábalos se nos ha vuelto social-liberal, como Emmanuel Macron. Antes, ser socialista y liberal era una contradicción 'in terminis' pero ahora no, ahora es algo coherente y compatible. Como liberalizar el AVE que es lo bueno, y estatizar las pérdidas de Cercanías.