Una joven holandesa de 17 años, Noa Pothoven, decidió poner fin a su vida, con autorización de sus padres, después de años sufriendo estrés postraumático, depresión y anorexia como consecuencia de los abusos sexuales que padeció de pequeña, publica Infocatólica.

La muchacha, conocida en Holanda por haber escrito su autobiografía titulada 'Winnen of leren' (Ganar o aprender), en la que reconocía haber sido víctima de abusos sexuales y agresiones años atrás, se despidió de sus seguidores en la red social Instagram anunciando que había decidido poner fin a su vida.

«No me voy a andar con rodeos: voy a estar muerta como mucho en diez días. Mi lucha ha terminado. Por fin voy a ser liberada de mi sufrimiento porque es insoportable. No me intentéis convencer de que esto no es bueno. Es una decisión bien considerada y definitiva», escribió en su mensaje de despedida.

Es una decisión bien considerada y definitiva», escribió en su mensaje de despedida

Según relató, había «dejado de comer y beber durante un tiempo» y subrayó que estaba «todavía respirando pero sin estar viva», lo que la llevó, «después de muchas conversaciones y revisiones», a cometer un suicidio asistido, rodeada de sus «padres y amigos y de todos los seres queridos».

La chica, de la ciudad holandesa de Arnhem, ya afirmó en su autobiografía, publicada hace un año y premiada con varias distinciones en Holanda, que para ella «no tenía ningún significado» continuar con vida porque no había logrado superar los problemas psicológicos desde que sufrió los abusos. En la última etapa de su vida había sido ingresada en tres instituciones de atención a menores, aunque según denunció su madre la niña necesitaba recibir atención «en un centro psiquiátrico, pero hay una larga lista de espera» en Holanda.

Sin juzgar a nadie: a casos como este se llega por las leyes de la eutanasia, a casos de suicidio. ¿Legalizamos el suicidio, entonces?