Otra vez hemos vivido el aquelarre abortista con una víctima –dialéctica, que las víctimas reales y sangrientas del aborto son los niños abortados- propiciatoria: Adolfo Suárez Illana, número dos del PP en las listas por Madrid ¿Víctima de quién? ¿De las centrífugas Carmen Calvo o Irene Montero? No, de la cobardía inconmensurable de su propio partido, que le ha obligado a realizar una autocrítica estalinista por defender al más inocente y más indefenso de todos los seres humanos: el concebido y no nacido. Y ya saben que las autocríticas leninistas no conllevan perdón, sino que constituyen el prólogo de la depuración de la víctima. A partir de ahora, Suárez Illana no pinta nada en el PP cobarde de Pablo Casado.

El PP de Pablo Casado ya ha purgado a Suárez, mientras Carmen Calvo e Irene Montero se dan a la majadería

¿Qué dijo don Adolfo? Algo obvio: si a un niño en gestación le dejas continuar, acabará siendo un niño nacido y un adulto. Dos: desde la concepción existe un nuevo ser distinto del padre y de la madre, dado que posee una código genético individuado, el tercer código sobre el escenario, distinto del código padre y del de la madre. Es, por tanto, un miembro de la raza humana lo que se elimina en todo aborto, quirúrgico o químico.

De inmediato, la centrífuga Irene Montero -a esta chica le ha servido de poco ser madre- le califica de “salvaje” mientras asegura que las que se juegan la vida en el aborto son las mujeres. Pues resulta que, si la mujer se juega la vida en el aborto, su hijo la pierde. Seguro, sin azar de por medio.

España vive entre la cobardía miserable de la derecha y la majadería homicida de la izquierda

Y como donde no hay mata no hay patata, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, asegura que lo de Adolfo Suárez es una barbaridad, porque la mujer tiene derecho a “programar” su vida. Señora, las personas no se programan: se programan las vacas. Y la maternidad no es la “agenda” de la mujer. Por cierto, como buena feminista, para Calvo el varón queda reducido al papel de semental, un papel que sólo puede agradar al varón desaprensivo. Además, si el varón no tiene ningún poder de decisión sobre si su hijo debe vivir o morir, ¿por qué iba a tener el deber de cuidarlo?

Al tiempo, Adolfo Suárez expuso dos ejemplos: en Nueva York ensayan el infanticidio, el aborto posparto, y comparó el aborto con los neandertales. Por ambas cosas fue obligado a rectificar, purgado por su propio, y cobarde, líder, Pablo Casado. Dijo que lo de Nueva York era falso. Sí, es falso que se haya implantado, pero no que se esté intentando. En Nueva York, laboratorio de toda excentricidad modernista y en Naciones Unidas, donde el Fondo de Naciones Unidas para la Población pretende ampliar el aborto a la legalización del infanticidio al ya nacido en determinadas circunstancias. Ya saben: supuestos del aborto… ampliables a futuro.

Suárez comparó el aborto con los neandertales. Y ahí erró. No, don Adolfo, no consta que los neandertales mataran a sus propios hijos como no costa que los animales irracionales maten a sus propios hijos. Todo lo contrario: el instinto natural les lleva a proteger a las crías. Los únicos que matan a sus propios hijos son los miembros de la raza humana.

En resumen, usted no tenía que haber pedido perdón por nada. Absolutamente por nada. Ahora ya está purgado e inhabilitado para exponer sus ideas, cualquier idea. Sobre todo en defensa del derecho a la vida… sin el que no existe ningún otro derecho… porque si no hay vida, no hay hombre, ergo, no hay sujeto de derechos.

Pero lo que resalta es la cobardía miserable de la derecha española y la majadería homicida de la izquierda española. Me van a obligar a votar en blanco… de nuevo.