Pablo Casado es muy consciente de que el ya próximo 28-A no sólo se juega su supervivencia política, sino la de todo el Partido Popular que, a pesar de ser el más implantado en España, corre el riesgo de acabar como UCD.

Y es que El PP se ha quedado sin sitio: los que quieren votar una serie de valores –valores cristianos- votarán, quizás equivocadamente, a Vox. Los que quieren votar derecha pagana, jacobina, con tufo masónico, se irán con Albert Rivera. ¿qué le queda al PP?

Sus adjuntos, en especial Maroto y Montserrat, no le permiten enfrentarse a la ideología de género

Ahora bien, el enemigo está dentro. Si Casado cometió un error fue el de nombrar como segunda parlamentaria a Dolors Montserrat y como director ideológico y de campaña a Javier Maroto. Porque los precitados valores tienen mucho que ver con el rechazo a la ideología de género, verdadera carcoma de Occidente, y ninguno de los dos se lo permiten, dado que ambos, Montserrat y Maroto, son entusiastas de la esa política de género. Así que el voto en valores se lo ha llevado Vox.

Es más, Casado se ha quedado sólo en la campaña. Y no da abasto

Además, la vieja guardia marianista continúa dinamitando a Casado. Sobre todo, vascos y gallegos. Las dos termitas regionales del PP, Alfonso Alonso y el presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo, en una actitud suicida, continúan dinamitando desde dentro al líder de su partido. Y ojo, ni Rajoy ni, sobre todo, Soraya, descartan volver cuando Casado se estrelle. Es más, es justo lo que preparan. Rajoy empieza a parecerse a Aznar y Aznar tampoco apoya a Casado.

No cabe duda de que el PP está luchando por su supervivencia. Pero es guerra tanto externa como interna. 

Y encima, a Casado le han dejado solo en campaña. No da abasto, ni puede luchar contra la imagen de estadista que, con dinero público y con el falcon, se ha labrado Pedro Sánchez.

¿Acabará el PP como la UCD? Tiene posibilidades.