Projusticia es una asociación de padres separados a los que les han arrebatado a sus hijos y les han destrozado la vida. Eso hace que anden ligeramente cabreados y no me extraña nada. 

En su último comunicado (en el documento adjunto), aseguran que la ley contra la violencia de género ha provocado... más violencia de género. La afirmación es lógica y, además, es cierta. No sólo la ley, sino toda la presión social ejercida desde el poder contra el varón, que empieza a estar ligeramente cansado. 

Para la alabada norma, el varón es culpable a priori y la mujer siempre tiene razón

En primer lugar, por los datos: tantos acuerdos, tantas leyes, tantos juzgados, tantos consensos, tantas prédicas... y la violencia contra la mujer continúa aumentando, En el fondo está ocurriendo algo muy parecido a la pornografía y la violación. La muy progresista liberación sexual, actitud muy feminista en nombre de la liberación de la mujer, aumentó la promiscuidad, la rijosidad... y las agresiones sexuales a la mujer. A más pornografía, más cosificación de la mujer lo que produce más violación de mujeres. Pues aquí lo mismo: más persecución del varón más violencia doméstica.

Y, por supuesto, no existe más violencia que la de la fuerza bruta

Lógico: porque no hay paz sin justicia (ni justicia sin perdón). Y la muy consensuada ley contra la violencia machista es injusta de raíz. Condena a un hombre por la sola palabra de la mujer, sin diligencia policíal o judicial alguna. Si la mujer lo dice, el hombre es culpable. Y no digamos nada a partir de ahora, cuando la ínclita Carmen Calvo Poyato pretende ampliar esta norma nefanda a las agresiones sexuales. recuerden su idea de que la mujer tiene que ser creída "sí o sí", lo que acabó con la presunción de inocencia del 50% de la población: los varones. 

Para la alabada norma, el varón es culpable a priori, y la mujer siempre tiene razón. Es decir, injusta de raíz. Sin embargo, hace 134 años la ley fue aprobada por el consenso total del Parlamento, la izquierda y la derecha, lo que demuestra el poder de lo políticamente correcto. Y, ahora, se pretende ampliar tan absurdo feminismo radical.

Y, por supuesto, la otra idea básica de esta normativa es que no existe otra violencia que la de la fuerza bruta. Una gran mentira comúnmente aceptada.