Sr. Director: Las encuestas sobre preferencia electoral parece que se decantan hacia Ciudadanos. Albert Rivera es un político útil para un pacto concreto en un sitio concreto, pero eso de comprometerse con él -que adolece de una enorme frivolidad política- para toda la vida, ya es harina de otro costal y ahí puede estar su talón de Aquiles electoral -aunque ahora las encuestas le son tan favorables- porque implantar una pretendida forma nueva de estar en política no es tan hacedero; ni toda España es Cataluña ni la situación de Cataluña tiene nada que ver con las distintas situaciones que se viven en otros pagos. Para las otras formaciones puede que Ciudadanos no sea muy de fiar precisamente por su falta de ideas bien asentadas y por su 'oportunismo', y eso siempre es un hándicap a la hora de pactar en situaciones en las que las mayorías absolutas están resultando imposibles. No son tantos quienes votan a Ciudadanos por sus ideas, por sus programas o por sus logros; la inmensa mayoría de sus votantes lo hacen por eliminación o por descarte y eso no es bueno, porque el discurso o no existe, o se agota demasiado deprisa. El 'yo voto a Ciudadanos porque no hay nadie más', puede ser pan para hoy y hambre para mañana, sobre todo en una derecha, como la española, tan necesitada de referencias políticas e ideológicas más sólidas que las actuales. Los afanes políticos de Rivera, antes que llegar a La Moncloa, deberían centrarse en que los españoles votaran a Ciudadanos, por Ciudadanos. Suso Domar