Sr. Director: Francisco ha señalado a los gobernantes de todos los países desarrollados una forma muy directa de afrontar las grandes crisis mundiales: perdonar la deuda externa de los países más pobres, abolir de una vez la pena de muerte, realizar gestos concretos y valientes con los que más sufren, especialmente desempleados y enfermos. Pero a todos nos corresponde promover la paz mediante la práctica de las obras de misericordia, corporales y espirituales, que aprendimos en el catecismo y que están quedando relegadas ante el empuje del individualismo hedonista, estos son unos buenos días, Navidad, para poner en práctica estas obras. En definitiva, el Papa exhorta a custodiar las razones de la esperanza, que se basan en que Dios no abandona al hombre a su suerte. J. D.