Sr. Director: La cultura de la muerte a menudo frivoliza con la muerte misma y termina por banalizar cuanto se refiere a las preguntas esenciales que todo hombre lleva en su corazón. Olvida así lo fundamental y arrastra en ese olvido justo a aquellos que más sufren, aquellos de los que casi nadie se acuerda. Con la celebración de la Solemnidad de Todos los Santos y la de los Fieles Difuntos, el Papa Francisco nos ha invitado expresamente a tener muy presentes a los olvidados. Es necesario, como hemos hecho en estos días, recordar a nuestros difuntos, pero también lo es recordar a todos, especialmente a aquellos a los que nadie recuerda, como son, por ejemplo, las víctimas de la violencia, tantos pequeños del mundo aplastados por el hambre y la miseria, los hermanos asesinados por ser cristianos y cuantos han sacrificado su vida por servir a los demás. Jaume Catalán