Sr. Director: El nuevo curso eclesial comienza sin grandes acciones, ni perspectivas de cambios profundos en el horizonte. El Papa Francisco lo llena todo y la tónica general es mantener engrasada la línea directa con Roma, en un proceso de actualización, renovación y reforma según los presupuestos de la "Evangelii Gaudium". Es cierto que la Iglesia es un organismo vivo y complejo y que los muchos niveles de actuación mantienen velocidades distintas. La Iglesia, en genérico, es un gran buque y un giro radical en su dirección puede partirla por el eje. De ahí que se producen ligeros movimientos en la orientación, que en unos casos son más acelerados que otros. Por ejemplo, una cosa es la Conferencia Episcopal, con sus rutinas, procesos internos, mecanismos de motivación, equilibrios, consignas, y otra muy distinta las diócesis. La pregunta que no pocos se hacen es si la perspectiva de este nuevo período, que implica modificaciones evidentes en la comprensión pastoral que propone este pontificado, tiene detrás un diseño completo hecho desde la Iglesia en España, responde más a los dictados que vienen de fuera, o se confirma la tesis de un cambio a trompicones. Jesús D.