Sr. Director:
Lo de la Diada es algo ciertamente curioso. No conozco ningún otro sitio del mundo donde se celebre una derrota ni donde la historia sea tan manipulada presentando a los defensores de Barcelona y a su líder Rafael Casanova como supuestos mártires independentistas. Nada más lejos de la realidad. Casanova ni fue mártir ni fue independentista. Murió tranquilamente en la cama a los 83 años. Y se sentía tan orgulloso de ser español que, junto a sus generales, llamaba a los barceloneses a «luchar por nosotros y por la nación española». Lamentablemente, cada 11 de septiembre la mayoría de catalanes, que no somos nacionalistas, tenemos que aguantar una fiesta que nunca la hemos sentido como propia, un auténtico aquelarre de odio y resentimiento contra el resto de España basado en una burda falsificación de la historia. Quizá ya es hora de que Cataluña deje de tener una fiesta autonómica de división y rencor, secuestrada por una minoría y pase a tener otra donde se fomente lo positivo, la unidad y la convivencia y donde todos los catalanes podamos sentirnos a gusto.