Sr. Director:

Mientras la mayoría de Congreso de diputados en España aplaudía la ley de la eutanasia, que abre la puerta a los “sinconciencia” para deshacerse de los afectados por la trisonomía 21 (síndrome de Down) que hayan sobrevivido al aborto, enfermos crónicos y ancianos, el reconocimiento de las virtudes heroicas de Lejeune indica que la vida puede más que la muerte. Despachar a una criatura del seno materno lleva poco tiempo, mientras que engendrarle hasta el final lleva nueve meses para las madres con conciencia. Mientras que despachar a un enfermo lleva también unos minutos, atenderle mediante cuidados paliativos -que incluyen atención médica, psicológica y espiritual- lleva más tiempo. Siempre construir es más lento que destruir.

A Lejeune se le cerraron puertas por defender la vida y en concreto el premio Nobel, lo cual es para él una medalla visto el nivel en que ha decaído ese premio otrora prestigioso.

Según el director de la Fundación Jérôme Lejeune, para el eminente médico “su paciente es una persona, sujeto de digno del máximo reconocimiento y sujeto de derechos, se deja la vida por defender al embrión con síndrome de Down”, ha declarado en la novedosa revista Omnes, de la que tomaba la noticia. Si Dios quiere dentro de unos años veremos a Lejeune en los altares por defender la vida de estas personas frente a la cultura de muerte.