Sr. Director:

Días de Navidad. Días de Reyes Magos con sus cabalgatas, este año no. Tradiciones cristianas en la vida de tantos países que, hoy, no pocas personas pretenden arrancar de sus orígenes, de su realidad histórica, de su más profundo significado; y convertirlas en una simple ocasión para unas vacaciones laborales aprovechando también el cambio de año, y enterrar su recuerdo entre comidas, cenas, regalos, entretenimientos.

El portal de Belén, que en tantas almas hace renacer una luz de amor familiar, de comprensión, de caridad, de esperanza, de Fe en el amor de Dios; para otros supone una realidad de la que se quieren olvidar a toda costa: que estos días pasen lo antes posible y se vuelva a la rutina de cada día que no invita a pensar.

¿Por qué? El Eterno nace hombre mortal; no quiere dejar solo al hombre en el cabalgar de la historia. Quiere atraer hacia Sí a todas las criaturas, a todas las religiones, a todas las civilizaciones, judías, musulmanas, budistas, agnósticos, Dios, que nos ha creado, y ha querido que seamos verdaderamente hijos suyos, no simplemente criaturas, quiere comenzar a vivir con cada uno de nosotros y en cada uno de nosotros. Quiere que su Luz ilumine nuestras tinieblas.

Dios que desde que el ser humano abandonó del paraíso, los hombres han tratado de encontrar entre las nubes del cielo, en tormentas y tempestades, en los frutos de la naturaleza, en los animales; se hace niño y nos invita a que lo busquemos, y lo encontremos, en medio de la calle, en la iglesia más cercana, entre los hombres y las mujeres de nuestro barrio.