Sr. Director: Ahora que se acaba de aprobar en el Congreso una frustrante mini-reforma de la ley de aborto libre, el ministro de Justicia ha reconocido que con esta tímida iniciativa del Gobierno no se ha acabado el debate sobre el aborto. Más allá de la responsabilidad de los legisladores, el debate sobre la tutela del derecho a la vida compete primariamente a la sociedad civil. Hay quien dice que las  organizaciones Pro-vida han fracasado en sus esfuerzos por cambiar la ley, en realidad el fracaso es del conjunto de la sociedad, que parece apostar por la cultura de la muerte, aunque sea por omisión. La izquierda de Zapatero aprobó su ley para acomodarse al nuevo orden mundial tan influido por la ideología  de género y el feminismo radical. El debate debe alcanzar esas raíces culturales contrapuestas al humanismo cristiano: ahí se juega el futuro de las sociedades de occidente. Lluis Esquena Romaguera