Sr. Director:

A nadie asombra que los políticos pacten sus tareas de gobierno y es una postura obligada en los tiempos que corren. Es mejor mala avenencia, que buena sentencia.  Nadie es mejor o peor por pactar más o menos, sino si pacta con la posición política más honesta y comedida o con la más licenciosa e indigna.

Con demasiada frecuencia el gobierno de ultraizquierda que sufrimos, pretende presumir de que ellos pactan mucho (dime de lo que presumes…). Puede que sea así, pero nunca miran el interés de los ciudadanos en esos pactos; siempre buscan mantener el poder aunque sea con pactos impropios para un estado democrático. No se acercan a otros partidos con sentido de estado y que representan a una gran mayoría del pueblo. Decía Gandhi: “Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados”. Y nuestro aciago Presidente pacta con los herederos de los terroristas de ETA, los golpistas de Cataluña, independentistas de cualquier lugar que vengan, ultracomunistas chavistas, y todo lo peor que pueda encontrar en el mundo de la política. Esto le da una satisfacción inusitada. Cierto que este personaje es tan falso y poco fiable que cualquier pacto con él es papel mojado. Decía Napoleon Hill, “El pacto más elevado que podemos hacer con otra persona es que siempre haya verdad entre nosotros dos”. Esto con Pedro el Trola es imposible.