Sr. Director:

Los católicos desde los primeros años de su existencia siempre han dado testimonio de su Fe, siguiendo la recomendación de San Pedro, quien les urgía: estad dispuestos a defender vuestra esperanza. Este consejo ha sido asumido por importantes católicos que se han dedicado con tenacidad y argumentos, hasta incluso  el martirio, a demostrar que le fe católica no sólo no era irracional sino lo más conveniente para la felicidad  del ser humano. Estos defensores de la fe, los apologetas, no pretendían racionalizarla, sino defenderla de los falsos argumentos y mentiras de los adversarios. Durante los más de dos mil años los grandes apologetas como San Justino, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Bossuet, Pascal, Newman (…) han utilizado toda su capacidad intelectual y su mucho saber para rechazar las mentiras contra la Iglesia Católica. La parte de la Teología, que es la Apologética, que en estos tiempos confusos y claramente anticatólicos parece estar aletargada, durante muchos siglos dio muestra de gran esplendor, como se puede comprobar en la obra maestra de San Agustín, quien en su Ciudad de Dios, demostró  la  inconsistencia y falsedad de los ataques de los paganos contra los cristianos, con motivo de la invasión y destrucción de Roma por los  pueblos bárbaros.

Uno de los más ilustre apologistas de Antigüedad fue el filósofo y mártir San Justino. Quien escribió importantes y lucidas apologías, políticas y religiosas. Con la apología política San Justino pretendía ante los emperadores romanos, demostrar que la aceptación social de los cristianos por su vida moral era un bien para el Imperio sumido en la idolatría e inmoralidad. Demuestra con solidez que es un crimen abominable que los cristianos sean perseguidos simplemente por el nombre y no por sus obras, que no sólo no debilitaban al imperio sino que lo fortalecían en sus costumbres. San Justino demuestra que los cristianos son perseguidos  y condenados sin justicia y sin razón, sólo por el hecho de serlo. Para demostrar la profunda injusticia de las persecuciones recurre incluso a los filósofos paganos, quien iluminados por el Verbo, Jesucristo, Dios encarnado, estaban próximos a la verdad cristiana. Una de sus más sólidas  apologías es la que escribió contra el judío Trifón, quien consideraba   que los cristianos eran infieles a la ley de Moisés. Para Justino la Iglesia es el Nuevo Pueblo de Dios al que debe unirse el Pueblo Judío para salvarse. La acusaciones de los paganos contra los cristianos por no dar culto a los ídolos  romanos, ni al emperador, non tenían más fundamento que el odio  y/o la ignorancia. San Justino es el apologista más importante del Siglo II trataba de demostrar a las autoridades imperiales deberían informarse con exactitud de la fe cristiana y de su bondad para el bien y prosperidad del imperio. Esta defensa de la  Fe Católica tiene hoy plena actualidad porque  se ataca a la Iglesia Católica con las mentiras y prejuicios más inconsistentes incluso desde altos cargos de  gobiernos laicistas en la misma  Europa, que no se puede entender sin las raíces cristianas, es de una necedad perversa el que algunos políticos rechacen la esencia de Europa alegando que reconocer sus raíces cristianas es ofensivo para agnósticos y ateos o para otras religiones como el Islam. Implantar el ateísmo en Europa  como pretenden los partidarios de la Europa Laicista, supone su destrucción de facto.

San Justino murió martirizado año 163 por el odio de los paganos que nada podían argumentar contra la brillantez del gran apologeta.