Sr. Director:

Con referencia al comercio sexual, muchos de los líderes políticos -y muchos de los fondos- del movimiento en pro de normalizar la prostitución provienen de países ricos, no obstante sus estrategias de nación sean diferentes. Algunos, como los Países Bajos, intentan legalizarla y regular el comercio sexual. Otros, como Nueva Zelanda, han optado por una total despenalización. Amnistía Internacional y el filántropo George Soros promueven ésta última postura.

Entre los defensores de los derechos de la mujer, las opiniones están sumamente divididas. Algunos de oponen al uso de leyes que impongan un estándar moral con respecto al sexo consensuado, mientras que otros se centran en la estrecha relación entre la prostitución y el tráfico sexual. De acuerdo a lo que señala la periodista Barbara Crossette, de PassBlue, “A menos que los que están atrapados en burdeles en los barrios bajos de Mumbai o en ciudades del mundo desarrollado… se consideren a sí mismos trabajadores sexuales, lo que parece poco probable”.

Muchos de aquellos que son vendidos por sexo en los países desarrollados fueron traídos de otros países, más pobres. Pero el comercio sexual está a su vez asfixiando y deshumanizando a los habitantes locales que también son prostituidos. La activista irlandesa y a su vez sobreviviente de este flagelo, Rachel Moran, compartió su historia durante un evento paralelo de la ONU copatrocinado por C-Fam. Ella fue enfáticamente crítica hacia la recién anunciada postura de Amnistía Internacional en favor de la despenalización y rechazó la noción de legitimar que el “trabajo sexual” sea bueno para las mujeres: “Es ridículo decir que una persona puede ser empoderada a través de permitir que su cuerpo sea tan abierto al público como lo es una estación de tren o de bus.”

El cauto movimiento de ONU Mujeres hacia la neutralidad está lejos de la condena total del comercio sexual que desean sus críticos. Representa una línea trazada entre ésta y otras agencias de la ONU, incluido el nada neutral ONUSIDA, que cuenta con ONU Mujeres como patrocinador y que apoya la despenalización. Está por verse si la postura que ha tomado ONU Mujeres tendrá implicaciones para esas otras agencias y programas.