Sr. Director: Para no ir a unas terceras elecciones, bastaría que algún diputado extremeño, andaluz, castellano-manchego, valenciano o aragonés, uno o dos por cada una de esas autonomías que están hartas y tienen responsabilidad de gobierno, cedieran, y saldrían esas 6 abstenciones que bastan para que haya gobierno en España, algo que ya es urgente. Con esta solución, Pedro Sánchez y el PSOE mantendrían su "no es no", salvo un cambio radical en un próximo Congreso Federal, y tras los resultados de las elecciones autonómicas gallegas y vascas. Salvarían su particular coherencia, que prescinde del sentido práctico de beneficiar al conjunto de España, anteponiendo personalismos y, en segundo lugar, por el temor a que dejar gobernar al PP suponga un duro castigo y beneficie a Podemos. Las maniobras para lograr las abstenciones son de diversa índole. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, la presidenta del PP, Isabel Bonig, ha propuesto que los 11 diputados de socialistas y Compromís faciliten la investidura de Rajoy a cambio de una mejora en la financiación autonómica, y similares maniobras estás llevando a cabo empresarios valencianos, confiando en la abstención de Compromís y del PNV. Todo un tablero de ajedrez. Pablo Iglesias reiteró que sí cabe otra alternativa a que gobierne Rajoy, y echa en cara a Sánchez que lo que busca son unas terceras elecciones. Confío en que ni surja otra alternativa -no la hay sensata- ni haya terceras elecciones, porque haya 6 diputados que se abstengan. Les pesa más la responsabilidad que la disciplina de su partido, y todo depende de Susana Díaz y los barones socialistas que gobiernan en las comunidades autónomas. Recuerdo que no sólo se están moviendo los políticos, sino también los empresarios. Pedro García